Durante los últimos años, los Reactores Modulares Pequeños (SMR, por sus siglas en inglés) se han posicionado como el próximo gran avance en energía limpia a nivel internacional. Para comienzos de la década, solo eran 17 los países que poseían proyectos en desarrollo de esta tecnología y, entre ellos, Argentina.
La energía nuclear ha experimentado un resurgimiento debido a la demanda internacional de generar fuentes de energía eléctrica estables, confiables a largo plazo y que acompañen al cumplimiento de los compromisos de reducción de emisiones de dióxido de carbono.
En este contexto, los SMR se han convertido en la tecnología de vanguardia que distintos países del mundo están desarrollando como alternativa a las fuentes de energía eléctrica convencionales. La eficiencia, adaptabilidad y potencial de crecimiento de esta tecnología lo hacen de un enorme atractivo para los líderes en tecnología nuclear del mundo.
Qué son los Reactores Modulares Pequeños
Los SMR son reactores nucleares compactos avanzados, con una potencia eléctrica bruta de hasta 300 MW(e) por unidad. Para tener una referencia, hoy el potencial de la Central Nuclear Atucha II tiene una potencia eléctrica bruta de 745 MW(e).
Dos características fundamentales de estos SMR son la transportabilidad que tienen, permitiendo una facilitada comercialización, como así también la escalabilidad. Al ser escalables, estos reactores permiten juntar varios módulos potenciando la generación de energía y la expansión de los complejos industriales-nucleares en el tiempo, lo que abre la puerta a expansiones mucho más flexibles.
La lógica de los SMR es que se producen en módulos en fábricas y se transportan al emplazamiento para el ensamblaje y la operación. Esto reduce los tiempos de construcción y de costes, como así también permite facilitar el licenciamiento y la estandarización.
Argentina: una nueva oportunidad
Actualmente, Argentina es el único país de Latinoamérica con un proyecto de desarrollo avanzado de esta prometedora tecnología. El Proyecto CAREM 25 se ideó en los 90’ y fue lanzado oficialmente en el año 2006, junto con un paquete legislativo que extendía la vida útil de la central nuclear de Embalse en Córdoba, el avance de Atucha II en Buenos Aires y el desarrollo del reactor RA-10 para la producción de radioisótopos médicos.
La primera versión del reactor modular CAREM 25 tendrá una potencia eléctrica de 32MW(e) por unidad, y el proyecto ya se encuentra en un estado de avance general del 62%. A su vez, la construcción civil en torno al reactor ya alcanza un avance del 79%, habiéndose invertido en total más de 600 millones de dólares en la última década y media. Se estiman unos 300 millones de dólares más para completar este proyecto.
En la planificación de este proyecto, uno de los objetivos es lograr que el 70% de sus componentes sean de fabricación nacional. Esta meta ha dado lugar a un desarrollo industrial que involucra a cerca de 1400 empresas nacionales, con 160 contratos activos en toda la cadena de valor del proyecto.
Argentina apuesta a convertirse en un actor importante en el sector como exportador de tecnología nuclear con el CAREM 25. La demanda mundial de reactores modulares como el que está impulsando el país, se encuentra significativamente en aumento, con escasos proyectos que ya están en funcionamiento. Expertos proyectan que, si Argentina captura una porción mínima de este mercado emergente, podría exportar al menos cuatro centrales de este tipo para 2050.