La OTAN viene incrementando sostenidamente su presupuesto militar. Hace solo 10 años, los países miembros reunidos en Gales en el contexto de la anexión rusa de Crimea, establecieron el objetivo de llegar a una inversión del 2% del PBI en Defensa. Al momento de la firma, solo tres países llegaban al objetivo: Estados Unidos, el Reino Unido y Grecia. En 2024, unos 18 países miembro de los 31 totales van a llegar al nivel prometido.
Esta realidad de aumento en el gasto militar se da en un contexto en donde el ex presidente y actual precandidato a presidente estaodunidense Donald Trump, afirmó en los últimos días que en caso de ser elegido, no defendería a países miembro que “estén en deuda” en la alianza. Estas declaraciones han dejado a la alianza en un estado de conmoción, dado que la piedra angular de la OTAN es su artículo 5, por el cuál los miembros se comprometen a la defensa mutua de todos los miembros en caso de un ataque.
Frente a esta situación el Secretario General de la OTAN Jens Stoltenberg afirmó que: «cualquier sugerencia de que los aliados no se defenderán entre sí socava toda nuestra seguridad, incluida la de Estados Unidos, y pone a los soldados estadounidenses y europeos en mayor riesgo». Por otro lado también instó a los países miembro a que realicen un esfuerzo extra y aumenten considerablemente su presupuesto militar.
La realidad es que el gasto militar dentro de la OTAN viene ascendiendo de forma sostenida en los últimos años. En 2023 se gastaron $1.23 billones de dólares contra los $943 mil millones de dólares que se destinaron en 2014. Aún más, en recientes declaraciones el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd J. Austin III, afirmó que desde el compromiso de aumento del gasto, los miembros europeos de la alianza junto a Canadá, contribuyeron $600 mil millones extra en gasto el los últimos 10 años, registrando un aumento del 11% solo en 2023.
Si bien, existen severas preocupaciones con respecto al compromiso de una posible administración republicana con la defensa común en la OTAN, la administración Biden se muestra inflexible en la defensa de sus aliados europeos. «Estados Unidos seguirá apoyando a nuestros aliados de la OTAN y defendiendo la soberanía y el territorio de cada miembro de la alianza, cada centímetro de ella», dijo el Secretario de Defensa Austin. «Nuestro compromiso con el Artículo Cinco sigue siendo férreo».
La invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022 fue el crudo despertar que llevó a las capitales europeas a repensar sus gastos y prioridades. Con el retorno de la primera gran guerra entre estados desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Europa ha tenido que resignar los dividendos de la paz en pos de asegurar su defensa hacia el futuro. Pero como recordó el Secretario General de la OTAN: «la Unión Europea no puede defender a Europa. El ochenta por ciento de los gastos de defensa de la OTAN provienen de aliados de la OTAN no pertenecientes a la UE», Por el momento Estados Unidos es central e irremplazable para la seguridad continental europea.
La realidad se ha impuesto aún en las capitales más conservadoras en Defensa. Alemania llegará este año a gastar cerca de $76 mil millones de dólares en Defensa, alcanzando por primera vez en 30 años el objetivo del 2% del PBI y posicionándose entre los 5 países de mayor gasto militar en el mundo. Por otro lado, Francia, uno de los pilares militares de la alianza, anunció recientemente una Ley de Programación Militar, asignando $413 mil millones de dólares a Defensa desde 2024 a 2030.
Si bien el candidato republicano parece considerar que es válido poner en riesgo las bases de la mayor alianza militar de la Historia, es importante recordar que Estados Unidos nunca disputó una gran guerra sin países apoyando su esfuerzo. En el mundo actual, gran parte de la fortaleza de Washington es su capacidad de generar redes de alianzas, cooperación e integración para resolver problemas comunes.