Australia ha rechazado las propuestas de la Unión Europea para un acuerdo de libre comercio y las negociaciones deberán esperar años para reiniciarse, al menos hasta luego de las elecciones europeas en junio del año que viene.
Las tratativas para el acuerdo habían empezado en 2018 y avanzaron lentamente, con diversos obstáculos y reticencias de ambos lados, en alrededor de 20 rondas oficiales de negociación.
Este fin de semana, en el marco de la cumbre de ministros de comercio del G7 en Osaka, Japón, el ministro australiano Don Farrell confirmó que las negociaciones cesarían debido a la falta de progreso en una reunión previamente designada como decisiva.
El objetivo de Australia era tener un mayor acceso a los mercados de la UE, que suman 450 millones de personas, para su carne vacuna, cordero, productos lácteos, azúcar y vinos. Actualmente muchos de esos productos están sujetos a aranceles y cuotas.
Para Europa era importante obtener un mejor acceso a la industria minera australiana, poseedora de grandes reservas de las llamadas “materias primas críticas” por la UE. Australia posee muchos de los minerales claves para el tan ansiado proyecto europeo de transición energética.
El sector minero de Australia es impresionante: suministra alrededor de la mitad del litio del mundo; es el principal productor mundial de hierro y bauxita (aluminio); el segundo de oro, plomo, manganeso y de las célebres “tierras raras”, tanto pesadas como livianas; como también el tercero de zinc, cobalto y uranio. Además, posee la segunda reserva mundial de cobre y algunos otros minerales claves para el futuro como el titanio y el paladio.
La geopolítica de muchos de estos recursos es muy interesante ya que en varios casos, como el de las tierras raras o el titanio, China es el principal productor. En medio del proyecto de “de-risking” europeo, diversificar las cadenas de suministro más allá de China es algo clave.
Ambas partes buscan diversificar su comercio, la UE en particular tras la invasión rusa de Ucrania, y Australia después de que China, su principal socio comercial, impusiera bloqueos a una serie de productos agrícolas australianos en una disputa política en 2020. Recién hace un mes China levanto las sanciones que había aplicado a la cebada australiana y esta analizando hacerlo con la importación de vinos.
“Creo que tanto aquí como en Europa nos hemos dado cuenta de que existen riesgos cuando simplemente se ponen todos los huevos en una sola canasta. Es necesario tener una fuente diversificada de productos y ventas”, dijo el ministro de comercio Don Farrell.
El principal grupo al interior de Australia que hizo lobby por la caída del acuerdo es el agrícola-ganadero. “Si el ministro de Comercio firma un acuerdo de libre comercio dudoso este fin de semana, será una prueba de que a este gobierno no le importan los agricultores ni las comunidades rurales y regionales que dependen de la agricultura” dijo el líder de la Federación Nacional de Agricultores (NFF).
El ministro de agricultura de Australia, Murray Watt, dijo que la UE sólo había modificado ligeramente la propuesta que puso sobre la mesa hace tres meses. “Simplemente no pudimos ver a la UE aumentar su oferta para productos como carne vacuna, ovina, lácteos, azúcar, lo suficiente como para pensar que este acuerdo era de interés nacional para Australia”.
El jefe de Comercio de la Unión Europea, Valdis Dombrovskis, dijo que el bloque había “presentado una oferta comercialmente significativa de acceso al mercado agrícola a Australia, teniendo en cuenta los intereses del sector agrícola europeo”.
A pesar de la falta de un acuerdo, el bloque sigue siendo el tercer socio comercial de Australia, con un intercambio de 100 mil millones de dólares al año. Sin embargo, existe una discrepancia significativa entre las dos partes, ya que las exportaciones de Europa a Australia superan con creces a las que ocurren en sentido inverso, 70 mil millones contra 26 mil millones de dólares.
Las negociaciones ya se habían estancado ante diferentes obstáculos en los últimos años, entre ellos la oposición inicial de Francia e Irlanda a liberalizar las tarifas para productos agrícolas; luego debido a críticas a los compromisos climáticos australianos; también se enfriaron tras la cancelación por parte de Australia del contrato de submarinos que tenía con Francia; más tarde por la exigencia de la UE de recortar el impuesto a los autos de lujo que tenía Australia y finalmente debido a interminables discusiones sobre los productos europeos con indicaciones de origen pero que también son producidos en Australia como el queso feta y el parmesano o el vino prosecco.
Ante la caída de este proyecto surgen alternativas donde Australia puede buscar la inversión extranjera que necesita para desarrollar su sector de energía verde, Japón, Corea del Sur y especialmente Estados Unidos aparecen como opciones.
Según el ministro Farrell, Australia es un lugar especialmente atractivo para inversiones en minerales críticos desde los Estados Unidos bajo las normas de la “Inflation Reduction Act”. Esto debido a que es uno de los pocos países que tiene al mismo tiempo reservas importantes de minerales y un acuerdo de libre comercio con EEUU.
Los dos países firmaron un acuerdo el año pasado para coordinar políticas e inversiones y apoyar el crecimiento de la industria de minerales críticos. El acuerdo también allana el camino para que los proveedores australianos de estos minerales y de energía renovable sean tratados como proveedores nacionales según la Ley de Producción para la Defensa de Estados Unidos.
La UE firmó un acuerdo comercial con Nueva Zelanda el año pasado que redujo los aranceles para las exportaciones de la UE, incluidas prendas de vestir, productos químicos y automóviles, y permitió que más carne de res, cordero, mantequilla y queso de Nueva Zelanda ingresaran a Europa.
Australia tiene numerosos tratados de libre comercio, entre ellos con Nueva Zelanda, Estados Unidos, Tailandia, Chile, Malasia, Corea del Sur, Japón, China, Perú, Gran Bretaña e Indonesia.