En los últimos días, han circulado rumores en distintos sectores de Argentina sobre la posibilidad de trasladar la capital del país a otra región. Esta idea, plantea interrogantes sobre su viabilidad, el posible destino, y las implicancias que podría tener un movimiento de tal magnitud.
Para comprender mejor las dimensiones de este proyecto, es útil observar los precedentes internacionales. Dos ejemplos destacables son Indonesia y Brasil, países asumieron la decisión de trasladar sus capitales por razones demográficas, administrativas, de desarrollo o seguridad nacional.
El Caso de Indonesia: Una Capital en Construcción
Un ejemplo relevante es el caso de Indonesia, un proyecto en curso con resultados recientes. En abril de 2019, el gobierno indonesio anunció que la capital del país se trasladaría desde Yakarta a una nueva ciudad en construcción en la provincia de Kalimantan Oriental, en la isla de Borneo, llamada Nusantara. La elección de Borneo se debió a su vasta extensión geográfica y a sus menores riesgos de desastres naturales en comparación con otras partes de Indonesia.
Los motivos principales por los cuales necesitan trasladar la capital (Yakarta), según expertos y los dirigentes de dicho Estado, es que existen grandes inconvenientes relacionados con catástrofes naturales que no favorecen a su desarrollo, además, se encuentra superpoblada, la isla contiene alrededor de 10 millones de habitantes más 30 millones del área metropolitana de Jabodetabek que agravan la situación del tráfico, los servicios y habitacional.
Yakarta se hunde año a año por la excesiva extracción de agua subterránea, causando constantes inundaciones, empeorando las condiciones para el desarrollo, que es nmas pronunciado en la zona norte de la Capital. Además, la sobrepoblación y el congestionamiento del tráfico no favorecen al cambio climático. Según datos recientes el 40% de la superficie total se encuentra bajo el nivel del mar.
A pesar de que se han desarrollado muchos planes para solventar sus problemas, el Presidente Joko Widodo propuso trasladar la capital a una ubicación más adecuada en 2019. El destino elegido Nusantara, se debe a sus condiciones geográficas que mantienen un bajo nivel de riesgos climáticos (terremotos o inundaciones), una zona con gran cantidad de recursos y la facilidad para transportar los mismos. Básicamente, el gobierno prioriza el desarrollo sustentable y aprovechar las ventajas naturales que se obtienen en dicha región.
La Propuesta de una Capital Moderna
La propuesta contiene una capital moderna, con menores problemas sobre la congestión poblacional, ecológica, inteligente y con una paulatina construcción y revitalización urbana. Se incluyen grandes espacios verdes aprovechando las condiciones naturales preexistentes.
Se estipula que la totalidad de su costo ronda los 30.000 millones de dólares, y la idea central es que represente la identidad nacional. Varias fuentes destacan el gran despliegue de mano de obra y maquinaria para gestar un rápido desarrollo.
China, como principal socio comercial, es uno de los mayores inversores, aunque el financiamiento incluye una combinación de fondos gubernamentales, inversiones privadas y posibles préstamos de organismos internacionales. A su vez, el gran crecimiento de Indonesia en el comercio global gracias a la exportación de níquel y políticas económicas acertadas, como sus pares del bloque Asean, le ha propiciado cuantiosas cantidad de recursos para construir una capital nueva y moderna.
Aunque se proyecta que Nusantara estará completamente finalizada para 2045, ya se han realizado avances significativos en infraestructuras clave. Se estima que el primer traslado de personas incluirá a 500.000 habitantes, para evitar los problemas que enfrenta Yakarta, como el hundimiento de la tierra y el aumento del nivel del mar.
Recientemente, se celebró el Día de la Independencia de Indonesia en la nueva capital, marcando la inauguración oficial de Nusantara con el 15% del proyecto ya completado. Sin embargo, este evento también ha revivido críticas hacia el megaproyecto, especialmente en relación con las posibles consecuencias ambientales y las grandes dudas sobre el financiamiento, que en gran medida depende de la inversión privada.