El presidente de Argentina, Javier Milei, utilizó su primer discurso ante la Asamblea General de la ONU para arremeter contra la burocratización del organismo y su deriva hacia lo que calificó como una agenda woke. En un discurso que no dejó indiferentes a los presentes, Milei hizo un llamado a abandonar lo que consideró una intervención indebida de la ONU en los asuntos internos de los países, planteando que se ha desviado de sus objetivos fundacionales.
Si bien pasó desapercibido frente a los otros puntos novedosos, Javier Milei abordó, una vez más, la cuestión de la soberanía de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur y sus espacios marítimos circundantes.
El Consejo de Seguridad: de garante de la paz a instrumento burocrático
Milei inició su intervención destacando uno de los logros más significativos de la ONU desde su creación: evitar una tercera guerra mundial y unir en el Consejo de Seguridad a potencias con intereses contrapuestos. Sin embargo, el mandatario argentino criticó la transformación de la organización en una maquinaria burocrática que, según él, ha comenzado a intervenir demasiado en la gestión de los estados soberanos.
Asimismo, afirmó que el problema está en que la ONU ha dejado de ser un foro de diálogo y se ha transformado en un aparato que impone su agenda ideológica, particularmente la Agenda 2030, refiriéndose a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como una serie de propuestas bienintencionadas que han producido resultados mediocres o contraproducentes.
Duras críticas a la neutralidad ante dictaduras y puntos contrapuestos
Uno de los puntos más controversiales de su discurso fue la condena a la falta de acciones contundentes de la ONU ante regímenes dictatoriales. El presidente sostuvo que Venezuela y Cuba siguen siendo dictaduras opresoras, y la ONU continúa permitiendo su participación,
En esta misma casa, que dice defender los derechos humanos, han permitido el ingreso al Consejo de Derechos Humanos a dictaduras sangrientas como Cuba y Venezuela, sin el más mínimo reproche.
Adicionalmente, se refirió al papel de ciertos países, particularmente aquellos que limitan los derechos de las mujeres, pero que paradójicamente ocupan espacios donde opinan sobre la opresión de las mismas.
Por otro lado, no dejó de mencionar el conflicto entre Israel y sus vecinos, calificando al mismo como «la única democracia liberal de Medio Oriente», que ha sido, según Milei, injustamente atacada mediante resoluciones en su contra.
Ucrania-Rusia: el fracaso de la ONU
Milei subrayó también la incapacidad de la ONU para resolver el conflicto entre Ucrania y Rusia, señalando que el organismo ha quedado paralizado frente a una de las crisis más importantes de la actualidad. Afirmó que el conflicto ha demostrado que la ONU ya no tiene la capacidad de actuar como mediador en los conflictos internacionales más acuciantes para el inconsciente global.
Fin de la agenda woke y la creación de la Agenda de la Libertad
El clímax de su discurso fue su llamado a un cambio radical en la orientación de la ONU.
«La agenda woke y la agenda 2030 se han chocado con la realidad […] el problema estuvo mal planteado desde el principio», aseveró Milei, quien propuso en su lugar la creación de una Agenda de la Libertad. Según el presidente argentino, esta nueva orientación pondría en el centro de la política global los derechos fundamentales como la vida, la propiedad y la libertad.
En un gesto final de ruptura con la tradicional postura argentina de neutralidad en foros internacionales, Milei fue categórico: «Argentina ya no será un país neutral. Defenderemos activamente las ideas de la libertad en el mundo.»
Un mensaje que divide y no deja lugar a ateos
El discurso de Milei ha generado inmediatas reacciones mixtas tanto en Argentina como en la arena internacional. Mientras algunos celebran su postura frontal y crítica y lo plantean como un acto rupturista, otros advierten sobre los peligros de abandonar la neutralidad y alinearse con posturas más confrontativas con los riesgos y consecuencias que conlleva este giro. Lo que queda claro es que, bajo su presidencia, Argentina se encamina a asumir un rol más activo y protagónico en la escena global.
Con este discurso, Milei marcó un claro quiebre con las posturas tradicionales de décadas en la diplomacia argentina, proponiendo un futuro donde la defensa activa de la libertad será el pilar de su política exterior. Resta ver cómo este mensaje será recibido en los próximos días, semanas, y si logrará permear a través de los años e influir en la reconfiguración del rol de la ONU en el mundo actual.