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Occidente se queda atrás en la producción de proyectiles de artillería

Occidente está muy rezagado en su producción de proyectiles de artillería frente a la producción rusa; se dificulta la provisión de municiones para que Ucrania siga combatiendo

Publicado el 19 de marzo de 2024 por Ryan Leif Hillblad
Occidente se queda atrás en la producción de proyectiles de artillería

Estimaciones de la OTAN recientemente publicadas, estiman que la Federación Rusa tiene la capacidad de producir unos 3 millones de proyectiles de artillería de 155 mm por año, tres veces más que Estados Unidos y Europa combinados.

Mientras que la Unión Europea anunció en marzo un fondo especial para incentivar la producción y llegar a los 2 millones de proyectiles por año para finales de 2025, las fábricas rusas están trabajando con dobles turnos de 12 horas para darle al presidente Putin la ventaja numérica en artillería en el campo de batalla.

Ucrania ha recibido y recibirá en el futuro sistemas de armas muy modernos y sofisticados de Occidente, entre los que se destacan: tanques M1 Abrams, sistemas de cohetes HIMARS, y prontamente aviones caza F-16. Todo este equipamiento no es suficiente si el ejército ucraniano no cuenta con grandes cantidades de proyectiles necesarios para frenar y destruir las posiciones rusas.

La guerra en el frente se ha convertido en una competencia por quién puede lanzar más municiones de artillería contra el enemigo, y Rusia tiene la notoria ventaja.

A medida que los envíos de armas y municiones por parte de Estados Unidos se han ido reduciendo, la capacidad ofensiva de la artillería ucraniana se ha debilitado sustancialmente.

En el verano de 2023, las tropas de Kiev estaban logrando lanzar unos 4.500 proyectiles por día, contra unos 6.500 que recibían del bando ruso. A comienzos de este año Ucrania sólo puede lanzar unas 2.000 unidades por jornada, debiendo preservar sus desgastadas reservas, frente a unos 10.000 proyectiles diarios rusos.

La situación por momentos es aún peor para los ucranianos a lo largo de un frente de batalla de 1.000 kilómetros, existiendo espacios en donde las tropas sólo pueden lanzar unos pocos cientos de proyectiles por día.

Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos junto al complejo militar industrial tienen hoy una capacidad de producción de aproximadamente 30.000 unidades por mes, unas 360.000 por año. Un reciente plan de incremento de la producción anunciado por el Pentágono llevará ese número a las 100.000 rondas por mes a finales de 2025, un tercio de lo que produce Rusia hoy.

La capacidad de Ucrania de hacer frente a una potencial nueva ofensiva rusa en el verano de 2024, reposa no solo en que el Congreso estadounidense apruebe el paquete de ayuda militar de 60 mil millones de dólares que tiene bloqueado, si no más aunque Kiev pueda recibir grandes cantidades de municiones de artillería. La Unión Europea había anunciado en 2023 que para marzo del corriente año enviaría 1 millón de municiones, pero llegado el momento solo logró enviar la mitad.

Esto tiene efectos concretos. En Febrero las tropas ucranianas sufrieron una grave derrota al tener que abandonar el estratégico pueblo de Avdiivka, en no menor medida debido a la insuficiente capacidad de municiones frente a una gran ofensiva rusa.

Como dijo en febrero el saliente Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, “la guerra en Ucrania se ha convertido en una batalla de municiones«.

El problema no es solo que occidente produzca muchas menos unidades que Rusia, sino que existe una creciente preocupación en países como Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, que sus reservas nacionales de artillería están en un punto crítico y deben reabastecerse para garantizar su seguridad.

Ucrania está enfrentando las consecuencias de una fallida contraofensiva en 2023, que se suma a un menor apetito y capacidad material de sus aliados occidentales por enviar más ayuda. Por el contrario, la economía rusa está funcionando como una economía de guerra, poniendo a disposición de las Fuerzas Armadas una gran capacidad de producción de armamento para obtener victorias concretas en el campo de batalla.

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