Radar Austral

Petro y Lula buscan impulsar un futuro en conjunto para el Amazonas

Lula da Silva y Gustavo Petro se reunieron en Colombia para discutir los principales temas vinculados a la selva amazónica occidental, con vistas a impulsar un futuro más verde para la misma.

Publicado el 12 de julio de 2023 por Maialen Gabilondo
Petro y Lula buscan impulsar un futuro en conjunto para el Amazonas

Gustavo Petro, presidente de Colombia, y Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, se reunieron en la sede de la Universidad Nacional de Leticia, en el departamento de Amazonas, para discutir medidas para proteger la Amazonía.

En el marco de la reunión, ambos líderes hicieron un llamado para “revertir el punto de no retorno en la Amazonía y construir de la mano de los diversos actores estrategias para salvar la selva. Cabe resaltar que la mayoría de los proyectos que amenazan la región se extienden por más de 30 millones de hectáreas en la Amazonía Occidental, que comprenden el 25% de los bosques distribuidos entre Colombia, Ecuador y Perú. El área se conoce como las Cuencas Sagradas de la Amazonía, lugar donde origina el río Amazonas y se encuentra el volumen de agua más grande del planeta. De hecho, es considerada uno de los territorios más biodiversos de la Amazonía y del mundo, en el que viven alrededor de 500.000 indígenas.

Mi sueño es que la Amazonía se convierta en un ejemplo de desarrollo sostenible y que pueda mostrar al mundo cómo es posible conciliar la prosperidad económica con la protección del medio ambiente y el bienestar social”, anunció Lula durante la reunión.

No obstante, el líder brasileño también dispuso que los países amazónicos tienen dos desafíos que enfrentar juntos. “Uno de ellos es institucional, y se refiere al fortalecimiento del tratado de cooperación amazónica. El otro es político, y se refiere a la construcción de una nueva visión de desarrollo sostenible para la región”. 

En función del primer desafío, el mandatario brasileño destacó la importancia de conseguir la participación de las personas que componen el territorio. “Para eso queremos formalizar el Parlamento Amazónico”, resaltó. A su vez, catalogó a la futura Cumbre de Belén, que se llevará a cabo el 8 y 9 de agosto, como “una oportunidad para que los ocho países amazónicos jueguen un papel protagónico en la búsqueda de soluciones compartidas”.

Sin embargo, puede que el segundo desafío sea más difícil de enfrentar. Más bien, la multiplicidad de aristas, intereses y jugadores que se presentan en la zona del Amazonas implica un escenario más susceptible al conflicto que a la cooperación

Para comenzar, se encuentra el negocio del petróleo. Por un lado, Petro anunció que Colombia ya ha detenido en un 76% la deforestación durante el primer trimestre de 2023 e indicó que la meta final es llegar a cero. Además, reiteró su propuesta de canjear la deuda por compromisos climáticos, dejando atrás las economías basadas en los combustibles fósiles. En este sentido, explicó que “esta época que nos toca vivir es y se marca a partir de que no se puede defender la vida sin el cambio, sin la transformación. El cambio se impone y no está predeterminado, lo tenemos que construir entre todos”.

Así y todo, la respuesta de Petro ante la pregunta de si Colombia dejará de explotar hidrocarburos en las selvas amazónicas no es afirmativa. Un estudio publicado recientemente por la ONG Amazon Watch revela que cinco de las principales instituciones financieras del mundo han invertido casi 6.000 millones de dólares en proyectos de extracción de petróleo en la Amazonía occidental de 2017 a 2019. Entre ellas, se encuentra CitigroupJP Morgan Chase, Goldman SachsHSBC y BlackRock, las cuales han financiado empresas involucradas en la explotación de combustibles fósiles, como GeoPark, Amerisur, Frontera y Andes Petroleum. Es por ello que Amazon Watch, junto con otras instituciones, lanzó la campaña Stop The Money Pipeline.

A su vez, el tema de las prospecciones petrolíferas es sin duda un asunto delicado para el gobierno de Lula. En los últimos meses se ha provocado una crisis con el Ministerio de Medio Ambiente dirigido por Marina Silva.

Por citar un ejemplo, en mayo de este año, el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables denegó a Petrobras una licencia de perforación exploratoria en la desembocadura del río Amazonas. Sin embargo, Petrobras no se ha dado por vencida y está elaborando nuevos informes medioambientales para obtener la autorización. Lula, entrevistado sobre el tema durante la cumbre del G7 en Hiroshima a finales de mayo, respondió que “si la exploración de este petróleo causa problemas a la Amazonia, ciertamente no se explorará. Pero lo veo difícil, porque está a 530 km de la costa del Amazonas”.

Por otra parte, la deforestación en un tema latente en la zona. En un principio, Lula dispuso que su gobierno “está comprometido con la eliminación de la deforestación ilegal para 2030. Este es un compromiso que los países amazónicos podemos asumir juntos en la próxima cumbre de Belém”. En definitiva, con respecto a este tema, se puede ver que la reunión en Colombia ha servido como ensayo general de lo que será la declaración conjunta que los países de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), conformada por Brasil, Colombia, Perú, Venezuela, Surinam, Ecuador, Guyana y Bolivia. 

Cabe destacar el especial énfasis del presidente brasileño en reiterar su compromiso de deforestación cero para 2030, como ya había declarado en junio en París en la conferencia organizada por el presidente francés, Emmanuel Macron, para un Nuevo Pacto Financiero Global. Fue en el marco de esa conferencia en la que se anunciaron 100.000 millones de dólares de financiación para la acción climática en los países en desarrollo.

Sin embargo, al analizar los datos sobre el Proyecto de Seguimiento por Satélite de la Deforestación de la Amazonia Ilegal, se puede comprender que la cuestión de Amazonia es mucho más compleja que una declaración en una conferencia. En resumidas cuentas, en junio, la Amazonia y el Cerrado, la sabana brasileña, registraron el mayor número de incendios desde 2007, alcanzando un total de 3.075 sólo en la Amazonia. Según los expertos, esto está directamente relacionado con la deforestación, ya que forma parte de la estrategia de “limpiar” el suelo que ha sido deforestado para destinarlo a la ganadería o a plantaciones. Es el llamado “ciclo de la deforestación amazónica.

Por otra parte, la Amazonía corre el riesgo de convertirse en un boomerang político debido también a los grupos criminales que han penetrado en ella en los últimos años. Hoy por hoy, el tránsito de cocaína en la Amazonía se ha convertido en una realidad cotidiana. Tanto es así que, por primera vez, el Informe Mundial sobre las Drogas 2023 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), publicado el pasado mes de junio, incluye un capítulo dedicado exclusivamente al pulmón verde del planeta.

La narco deforestación y el blanqueo de los beneficios del narcotráfico en la explotación de la tierra, la agricultura, la ganadería y las infraestructuras conexas”, dice el informe, “supone un peligro cada vez mayor para la mayor selva tropical del mundo. Entre los principales actores se encuentran el Primer Comando de la Capital (PCC) y el Comando Vermelho (CV), que también están presentes en otros países fronterizos, como Perú, Colombia y Venezuela. 

Por añadidura, estos grupos criminales, además de dedicarse al narcotráfico, controlan el tráfico de madera. Según el informe de la UNODC, “las operaciones de tala ilegal se están expandiendo desde zonas establecidas como Mato Grosso, Pará y Rondônia a regiones más remotas de Acre, Roraima y Amazonas”. 

Por último, la minería ilegal resulta otro tema a resolver para el gobierno de Lula. Esto es debido a la abundancia de garimpeiros en la región, decenas de miles de mineros que han contribuido a acelerar la deforestación en amplias zonas de las tierras del pueblo indígena. Por ejemplo, en aquellas zonas que se encuentra el pueblo indígena yanomami, la deforestación casi se ha duplicado, pasando de unas 1.200 hectáreas en 2018 a 3.300 en 2021. A su vez, en función del informe de la UNODC, los indígenas también se encuentran entre los más afectados por el envenenamiento de mercurio, utilizado por la minería ilegal.

En suma, las palabras de Petro nos llevan a reflexionar. “¿Por qué no hacer lo mismo que hicieron los del norte? Los del norte acabaron con los bosques y acabaron con los indígenas. Ese es el desarrollo“, ironizó. “¿Tendríamos que hacer nosotros lo mismo, o se está abriendo otra perspectiva completamente diferente? Hay otro tipo de desarrollo que tiene que ver con no tumbar el árbol, es decir que tiene que ver con proteger la vida“, continuó. Por tanto, el cambio necesario debe provenir no solo de las instituciones políticas, sino también de la sociedad civil. 

Compartí tu opinión