Desde que el Congreso norteamericano aprobó la “Ley de Reducción de la Inflación” (IRA), se han producido serias fricciones entre Estados Unidos y sus importantes aliados en la Unión Europea. En los discursos de los principales funcionarios europeos se pueden encontrar repetidas veces las dos mayores preocupaciones al respecto: la competitividad y la desventaja de sus economías.
La “Inflation Reduction Act” (IRA), aprobada a fines de 2022 en Estados Unidos, se basa en el objetivo de impulsar una economía verde, además de controlar la inflación, el déficit y los costos de salud. De los gastos destinados para estos propósitos, el gobierno aprobó destinar beneficios por aproximadamente 370 mil millones de dólares para una transición hacia energías limpias. Principalmente, otorga importantes subsidios y exenciones fiscales para el desarrollo de estas tecnologías producidas en Estados Unidos, como son los vehículos eléctricos. Al encargarse de la fabricación de componentes clave para estos productos también logra una mayor competencia respecto a China, quien controla gran parte de la producción.
Mientras la ley genera un impulso de la economía norteamericana, Europa ahora debe enfrentar el costo de igualar su oferta para las empresas que tienen las plantas en el continente, ya que los incentivos propuestos por Estados Unidos sumado a la caída de las condiciones de competitividad de muchas industrias gracias al aumento de los precios de la electricidad en Europa genera una enorme desventaja para las inversiones en sus países.
Diferentes líderes europeos manifestaron su desacuerdo con la IRA. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, calificó las medidas como “súper agresivas” y que pueden “fragmentar a Occidente”, solicitando a cambio una mejor coordinación entre sus políticas. El gobierno alemán mostró su acuerdo con el vecino francés cuando el ministro de Economía, Robert Habeck, pidió una “respuesta fuerte” a la ley.
A su vez, la Unión Europea argumenta que Estados Unidos está vulnerando una de las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) la cual establece el principio de no discriminación para que los países otorguen el mismo trato tanto a los productos nacionales como a los extranjeros.
Europa no se quedó de brazos cruzados frente al accionar estadounidense, y su respuesta ya se puede encontrar en su planes conocidos como el “Green Deal Industrial Plan” y el “Net-Zero Industry Act”. Imitando a la ley estadounidense, estas políticas buscan impulsar su industria verde para que la demanda del bloque se base en tecnologías fabricadas domésticamente y que se aumente el atractivo para las inversiones.
En el camino hacia dicho objetivo los países van a encontrar ciertas dificultades. A pesar de contar con un gran mercado para sus industrias verdes, esta región todavía está por detrás de los poderosos Estados Unidos y China en el desarrollo de las nuevas tecnologías.
Pero ¿por qué es de suma importancia la relación que mantenga Estados Unidos con la Unión Europea? En primer lugar, estos países sostienen relaciones comerciales que logran posicionarse mutuamente entre sus mayores socios comerciales, por lo que deben tener en mente esta interdependencia económica. Sin embargo, esto no es lo único importante ya que en un contexto en el cual el mundo se está configurando entre el polo sino-ruso y el occidental, es esencial mantener una relación política fuerte y estable con sus aliados si se quiere hacer frente al polo opuesto.
La economía no es un tema en el cual los países están dispuestos a perder, por lo que una política desfavorable podría impulsarlos a aumentar sus relaciones con otros países como China. Además, en un momento de conflicto, como lo es actualmente con la guerra en Ucrania, si se quieren tomar acciones conjuntas es necesaria una fuerte alianza.
Por otro lado, si bien estos sucesos muestran una cooperación internacional hacia una agenda común respecto al ambiente, también nos muestra cómo surgió un nuevo vector de competencia, algo que se ve en la respuesta de la Unión Europea. Ambos sectores involucrados defienden el desarrollo de una economía verde, pero vinculado al objetivo de impulsar sus economías y competitividad internacional. Por eso es importante estar atento a los próximos pasos que seguirán a estas tensiones y cómo los países decidirán seguir sus políticas.