Si bien es común que, cuando se habla de las actividades de la República Popular China en África, uno tienda a referirse a la política económica y financiera -con inversiones multimillonarias, extracción de recursos naturales y financiamiento de proyectos de construcción de infraestructura crítica- no debe perderse de vista que China también desarrolla actividades de defensa y seguridad en el continente, a través de compañías militares privadas (PMC, por sus siglas en inglés).
A medida que se expande la cooperación económica china con los países africanos, el gobierno y las empresas chinas han comenzado a utilizar contratistas para garantizar la seguridad de sus proyectos, ciudadanos y diplomáticosen el marco de la Belt and Road Initiative.
Esta tendencia tiene el potencial de extenderse con el pasar del tiempo, dadas la expansión económica china en África y la profundización de algunas amenazas en el continente. De esta manera, entonces, el deseo de Beijing de expandir su propia influencia en el continente trajo consigo la necesidad de fortalecer de alguna manera la seguridad de sus proyectos.
Sin embargo, la República Popular China lleva tiempo sosteniendo su negativa a desplegar sus Fuerzas Armadas regulares en el extranjero, como lo ha hecho Estados Unidos en las últimas décadas. Por ello, para evitar acusaciones de “neocolonialismo”, como las que está sufriendo Francia en la región del Sahel, el accionar de PMC chinas en África ha crecido con el pasar de los años.
Así, la República Popular China ha creado estructuras de seguridad y defensa que no son sometidas a presiones desde el exterior, en las que el gobierno confía para llevar a cabo sus tareas y que crean empleos para los veteranos militares que no han encontrado un lugar en la vida civil.
Ello ha sido logrado gracias a que las empresas de seguridad chinas intentan no publicitar sus actividades y ocultar la mayor parte de la información sobre ellas mismas para evitar la filtración de información gubernamental. Además, se cree que los empleados de la mayoría de estas empresas tienen prohibido portar armas , lo que los obliga a cooperar con empresas o fuerzas de seguridad locales a quienes brindan capacitación, tecnología, inteligencia y equipos adicionales a modo de compensación por armamento.
Las empresas chinas operan en algunas de las zonas más problemáticas de África, como la República Democrática del Congo, Somalia, Sudán, Sudán del Sur, Etiopía, y Nigeria, entre otros países. Ello, con la cautela necesaria para evitar que se difunda una imagen de China como una nueva potencia colonial.
Si bien el riesgo de exposición de estas empresas es cada vez mayor, dado que Beijing está interesado en ampliar sus proyectos en el continente, el gobierno chino puede estar dispuesto a negociar con los países africanos para atraer la menor atención occidental hacia sus mercenarios.
Cabe señalar que no todas las llamadas PMC chinas son completamente “privadas“, sino que muchas de ellas están acreditadas, o son controladas, por el gobierno. También, las PMC chinas interactúan con otras empresas estatales o con agencias gubernamentales en el extranjero, y suelen estar formadas principalmente por veteranos del Ejército Popular de Liberación de China (EPL).
Otra particularidad de la PMC chinas es que, para evitar atraer demasiada atención mediática, como sí lo han hecho el Grupo Wagner, de Rusia, y BlackWater, de Estados Unidos, trabajan exclusivamente en instalaciones chinas, rara vez entrenan a unidades militares y policiales africanas, y no suelen interferir en la política interna de los países del continente africanos.
Asimismo, además de las tareas ya mencionadas, algunas de estas empresas privadas se dedican a la escolta marítima y terrestre, a la protección directa de empresas chinas, de funcionarios de alto rango e incluso de embajadas chinas en el extranjero, así como a la lucha contra la piratería.