En una llamada telefónica entre Erdogan y Trump a mediados de marzo, el mandatario turco le manifestó a su par norteamericano la necesidad de levantar las sanciones que pesan sobre Ankara y su industria armamentística en pos de mejorar la coperación bilateral. En esta línea, Erdogan se refirió a la finalización del proceso de incorporación del F-16 y al reingreso de Turquía al programa F-35.
En 2019, durante el primer mandato de Trump, Washington decidió excluir a Ankara del programa F-35 tras la controversial adquisición de parte de Turquía de sistemas de defensa aérea S-400, de fabricación rusa. En aquella ocasión, la Casa Blanca sostuvo que «el F-35 no puede coexistir con una plataforma rusa de recopilación de inteligencia». Para cuando la venta fue bloqueada, Turquía ya había realizado un pago inicial de USD 1.400 millones, monto que todavía no ha recuperado.
En diciembre de 2020, en un duro golpe para la industria turca de defensa, el Congreso de Estados Unidos resolvió incluir a Turquía en la lista de países que son objeto de la ley CAATSA (Ley para Contrarrestar a los Adversarios de Estados Unidos mediante Sanciones). De este modo, Washington restringió exportaciones y licencias hacia la industria de defensa de Ankara.
Pero seis años más tarde, y con Trump de regreso en la Casa Blanca, Turquía espera poder quitarse las sanciones de encima y volver al emblemático programa de cazas de quinta generación. Luego del pedido de Erdogan a Trump en marzo, el ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Hakan Fidan, dijo que esperaba que su país pudiera reingresar al programa F-35. Las declaraciones tuvieron lugar en una entrevista televisiva en CNN Turk a comienzos de abril.
En diálogo con Breaking Defense, Ali Bakir, miembro del Think Tank Atlantic Council, explicó que debido a «la relación personal entre los presidentes Erdogan y Trump, así como el enfoque transaccional de Trump, los funcionarios turcos ven una oportunidad de aprovechar lo que puede denominarse el ‘momento 2.0’ de Trump para lograr un avance que se alinee con los intereses de ambas partes».
Sin embargo, Serhat Süha Çubukçuoğlu, experto consultado por el mismo medio, puso en duda la posibilidad de que Ankara vuelva al programa en el corto plazo ya que primero hay que resolver el tema de las sanciones que pesan sobre Turquía, lo cual será una tarea compleja. «Levantar estas sanciones requiere tanto una decisión presidencial como una enmienda legislativa, lo que significa que no puede ser realizado unilateralmente por el presidente Trump».
El principal obstáculo para el reingreso de Turquía al programa F-35, es la cuestión de los sistemas rusos S-400. En 2019, cuando Washington bloqueó la venta los F-35, un funcionario del Departamento de Estado dijo que si Ankara quería revertir la situación debía «deshacerse de los S-400».