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Qué es la Agenda 2045 y por qué Argentina no adhiere

Argentina no adhirió a la aprobación del «Pacto del Futuro», en la cumbre de las Naciones Unidas que tuvo lugar en Nueva York en los últimos días.

Publicado el 23 de septiembre de 2024 por Facundo Mosovich García
Qué es la Agenda 2045 y por qué Argentina no adhiere

Este fin de semana, se celebró en Nueva York la “Cumbre del Futuro”, que comenzó el viernes con las “Jornadas de acción” y culminará mañana con el fin de la Cumbre que tuvo su inicio el día de hoy. La principal novedad hasta ahora ha sido la aprobación del documento oficialmente titulado “Pacto para el Futuro”.

Por su similitud con los objetivos planteados en la Agenda 2030, la ratificación de muchas de las medidas allí planteadas, y el espíritu que guía estas nuevas propuestas de reforma, el Pacto no ha tardado en recibir el nombre de “Agenda 2045” año para el cual se tiene como objetivo la plena implementación de las medidas y el logro de los objetivos volcados en el documento.

La estructura del mismo consta de tres partes.

La primera y principal es el Pacto para el Futuro propiamente dicho, el cual consiste en 56 «acciones» distribuidas en cinco tópicos distintos: I. Desarrollo sostenible y financiamiento para el desarrollo; II. Paz y seguridad internacional; III. Ciencia, tecnología e innovación, y cooperación digital; IV. Juventud y generaciones futuras; V. Transformando la gobernanza global.

Luego se le agregan dos anexos. El primero de ellos se titula “Pacto Digital Global” que a su vez cuenta con 5 objetivos concretos— y el segundo, “Declaración sobre Generaciones Futuras”.

Se trata de una resolución de 66 páginas donde se pueden encontrar, por un lado, continuidades respecto a los objetivos ya planteados hace años desde la ONU, y por otro, algunas novedades que seguramente desatarán un buen grado de polémica en los próximos días.

En cuanto a lo conocido, los objetivos climáticos y las medidas sugeridas para lograrlos, provenientes de la COP28, los Acuerdos de París, y la Agenda 2030, han sido ratificados. En general, se trata de un pedido de mayor intervención de los Estados miembro sobre sus economías para, ya sea mediante impuestos que desincentiven el uso de energías no-renovables o subsidios que fomenten el de las renovables, acelerar la transición hacia una economía global “verde” o con emisiones “net zero”, y limitar el calentamiento global a una temperatura de 1.5° C.

También se reafirman los compromisos de luchar contra la pobreza asegurando el desarrollo, contra la discriminación racial o de género mediante medidas de acción positiva hacia las mujeres y minorías como los pueblos originarios, y contra el fraude o el crimen en el ámbito tecnológico mediante el establecimiento de estándares regulatorios globales —algo que no sorprende teniendo en cuenta las medidas que la Unión Europea ya ha tomado al respecto y las que los Estados Unidos también dicen querer comenzar a implementar.

Las propuestas más novedosas incluyen la posibilidad de reformar el Consejo de Seguridad para introducir 5 países adicionales provenientes del Sudeste Asiático, África, el Golfo Árabe Latinoamérica, y Centroamérica, y el hecho de que los préstamos provenientes de organismos multilaterales asociados como el BID, el FMI o el BM puedan quedar sujetos al grado de cumplimiento de los objetivos del Pacto por parte del país deudor, entre otros.

Financiamiento internacional y acción climática

Una de las principales consignas de este Pacto, es la vinculación del financiamiento internacional al cumplimiento de la agenda 2030.

La inversión en desarrollo sostenible y acción climática es fundamental. La arquitectura financiera internacional debe aumentar la financiación en materia de desarrollo sostenible y
acción climática. Debe proveerse asistencia técnica a los países en vías de desarrollo para afrontar los desafíos globales y lograr las metas de desarrollo sostenible, garantizando un abordaje que priorice el gasto en el cumplimiento de estas metas.


En consonancia, se hace un llamado a las instituciones financieras para que aumenten la disponibilidad de financiamiento para acción climática. Del mismo modo, se exige para las inversiones privadas un enfoque de «economía sustentable».

Subrayamos la importancia del sistema multilateral de comercio para contribuir al logro de los objetivos de desarrollo sostenible. Se alentará al sector privado, especialmente a las grandes corporaciones, a contribuir a la sostenibilidad y a los lineamientos de la Agenda 2030

En cuanto a los puntos enmarcados en la acción climática, consistentes con los lineamientos de la agenda 2030, los países que aprobaron el pacto se comprometen a «promover patrones de consumo y producción, y estilos de vida sostenibles, así como enfoques de economía circular como una vía para consolidar patrones de consumo y producción sostenibles, e impulsar iniciativas de cero-residuos».

Pacto Digital Global

Respecto al mencionado Pacto Digital Global, que llama a los países a «combatir los discursos de odio y la desinformación en redes sociales, busca promover que las empresas compartan información de los usuarios con las autoridades gubernamentales, en línea con los objetivos planteados.

Se convoca a las empresas y desarrolladores de tecnología a establecer marcos de rendición de cuentas en consulta con los gobiernos para aumentar la transparencia de sus sistemas y comprometerse con los estándares, así como informes públicos auditables.

Multilateralismo y Reforma del Consejo de Seguridad

Otro punto importante del documento, es la mención al multilateralismo como medio para alcanzar los objetivos y las medidas planteadas.

Transformaremos la gobernanza global y fortaleceremos el sistema multilateral para dar lugar a un mundo seguro, pacífico, igualitario, inclusivo, sustentable y próspero.

En consonancia con esto, esta agenda busca reformar el Consejo de Seguridad de la ONU, único órgano con la facultad de autorizar el uso de la fuerza y cuyas resoluciones son obligatorias para los miembros de Naciones Unidas. De este modo, el documento afirma la intención de aumentar la cantidad de miembros con un criterio más representativo, y así «mejorar la representación de las regiones y grupos subrepresentados y no representados, como Asia Pacífico y América Latina y el Caribe«. Respecto a AMLAT, cabe recordar que Brasil está desde hace años moviendo fichas para ocupar un asiento permanente en el Consejo, cuya conformación consta de 5 miembros permanentes (EEUU, China, Rusia, Francia y Reino Unido) y 10 miembros no permanentes que van rotando.

Intensificaremos nuestros esfuerzos en el marco de las negociaciones intergubernamentales sobre la reforma del Consejo de Seguridad sin demora.

Gasto militar y desarrollo sostenible

En el apartado «paz y seguridad internacional», se tocan temas relacionados a los conflictos armados, el desarme y la no prolifernación. En esta línea, el documento establece una asociación entre el gasto militar de los países y el cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030.

Se decide abordar las causas profundas de los conflictos armados, la violencia y la inestabilidad, entre otras cosas acelerando la inversión y la implementación de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Se decide garantizar que el gasto militar no comprometa la inversión en desarrollo sostenible.

De esta manera, el gasto público en defensa de los países firmantes del Pacto queda condicionado por el cumplimiento de las metas y objetivos propuestos en esta agenda.

Derechos de los pueblos indígenas

Adicionalmente, el documento tiene un anexo denominado «Declaración sobre las generaciones futuras», en el que se enuncia una serie de principios que funcionarán como guía para una lista de compromisos, entre los cuales se encuentra la protección y reconocimiento de los pieblos indígenas.

Reconocer, respetar, promover y proteger los derechos de los pueblos indígenas.
Pueblos, sus territorios, tierras y ecosistemas, salvaguardando al mismo tiempo sus
tradiciones, creencias espirituales y conocimientos ancestrales, fortaleciendo sus
instituciones políticas, jurídicas, económicas, sociales y culturales, conservando al mismo tiempo su derecho a participar plenamente, si así lo desean, en los procesos políticos, económicos, sociales y vida cultural del Estado; y garantizar su derecho a participar en la toma de decisiones en asuntos que afecten sus derechos, según lo determina la ley y
de conformidad con las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos.

Por qué Argentina no adhiere

En el discurso de la Canciller Mondino quedó evidenciada la decisión que ha tomado el gobierno dirigido por Javier Milei de no apoyar la iniciativa mediante la adopción de una postura defensora de la soberanía de las naciones por sobre las agendas globales y de una economía mundial libre por sobre una dirigida.

La Ministra de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto comenzó reivindicando la libertad de los individuos con la correspondiente responsabilidad de los mismos por sus acciones. Asimismo, recordó el compromiso de la República Argentina con los principios contenidos en la carta fundacional de las Naciones Unidas, y dijo interpretar la nueva agenda como una “desviación” de los mismos.

A continuación de ello, sostuvo:

Una agenda no debe quedar en meras declaraciones. Debemos decir cómo lo lograremos, y en ese sentido creemos que el modelo que puede hacerlo, es el de la libertad económica. El hambre se acaba garantizando más comercio, no menos. El desarrollo se logra profundizando el respeto por las instituciones, fundamentalmente profundizando el respeto por la propiedad privada. Los jóvenes tendrán un mejor futuro respetando la vida y la libertad.

Además, se enorgulleció de la reforma del Estado realizada y la orientación pro-mercado que se ha tomado en la Argentina bajo el nuevo gobierno y, luego de recordar que agendas como el Pacto del Futuro “están compuestas por aspiraciones que jurídicamente no son vinculantes”, defendió el derecho que puede reservarse cada Estado de llevar a cabo sus propias políticas y prestar atención a las prioridades nacionales antes que comprometerse con causas de carácter global.

Al asumir y encontrarse con la negociación de los términos ya en marcha, el actual gobierno argentino habría propuesto “diversas acciones constructivas que no siempre fueron tomadas en cuenta, y eso nos lleva a disociarnos”.

No obstante, y para evitar que se interprete como una posición confrontativa hacia el resto de las naciones, volvió a sostener el favorecimiento por parte de la República Argentina de la resolución pacífica de las controversias y de un orden internacional “basado en reglas y valores democráticos”.

Y a diferencia de algunas versiones que circularon, que señalan que la canciller Mondino «votó con Irán y Corea del Norte y al revés de EEUU, Israel, la Unión Europea y Brasil«, la delegación argentina se ausentó del recinto y no emitió voto sobre el «Pacto del Futuro».

Hacia el final, soltó una frase muy representativa de la visión de la política que caracteriza al actual gobierno encabezado por Javier Milei: “Queremos demostrar que la única batalla que vale la pena dar es la cultural”. Si bien la Argentina ha decidido no adherir a la “Agenda 2045”, el conjunto de los representantes de las distintas naciones ha aprobado por una amplia mayoría el proyecto: cuenta con la firma de 193 países y es probable que en breve comience, a escala global, toda una campaña comunicativa para difundirlo, explicarlo, y ponerlo en marcha.

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