En el contexto de la disolución de la Unión Soviética y el resurgimiento de los nacionalismos y particularismos étnicos anteriormente acallados por el sistema comunista, en 1991 la República Socialista de Georgia declaró su independencia, lo que llevó a la región autónoma de Abjasia a reivindicar su propia soberanía unos meses más tarde. Un proceso similar ocurrió casi simultáneamente en Osetia del Sur, que también se mantiene en litigio con Tiflis.
Como consecuencia de la reanudación de las tensiones étnicas entre abjasios y georgianos, estalló una sangrienta guerra librada entre 1992 y 1993, en la cual los separatistas contaron con apoyo político y militar de la naciente Federación Rusa. El conflicto resultó en la victoria de los rebeldes, que lograron repeler exitosamente la ofensiva georgiana. Una vez concluidas las acciones militares, los abjasios declararon su independencia, siendo esta reconocida por Rusia, Nicaragua, Nauru, Venezuela y Siria en el sistema internacional.

Desde entonces, Abjasia funciona como estado independiente de facto, pero con una economía y política estrechamente relacionadas con Rusia, lo cual ha despertado diversas controversias, incluso puertas adentro. Así, la región fue escenario de continuas tensiones con Georgia, que considera a Abjasia como parte integral de su territorio y reconoce a su gobierno en el exilio desde 2008 como autoridad legítima. La operación militar lanzada por Putin en apoyo a las fuerzas de Osetia del Sur y el reconocimiento de Moscú a las independencias abjasia y surosetia en dicho año acentuaron la división, al tiempo que contribuyeron al fortalecimiento de la hegemonía rusa en la región del Cáucaso.
Ahora bien, durante los últimos meses, Abjasia experimentó una crisis política significativa. En noviembre de 2024, el presidente Aslán Bzhania dimitió a su cargo en medio de protestas masivas desatadas en su contra, que incluyeron la toma de la sede de la Asamblea Popular en Sujumi y el arresto de decenas de opositores. Las manifestaciones se originaron en repudio a la firma de un acuerdo dirigido a beneficiar inversiones de empresas provenientes de Rusia, que la oposición dura consideró pernicioso para la ya limitada autonomía de la república. El acuerdo no logró prosperar debido al voto mayoritario en contra de su ratificación por parte de la Asamblea.

El 19 de diciembre de 2024, la tensión política en Abjasia llegó a un punto crítico cuando se produjo un tiroteo en la Asamblea Popular, en el que el diputado Vakhtang Golandzia falleció y Kan Kvarchia (quien iba a ser el candidato presidencial de la oposición) resultó herido. Adgur Kharazia, también diputado, es el principal sospechoso del trágico incidente que puso de manifiesto el nivel de tensión política que se experimenta en la región.
Una vez consumada la salida de Bzhania, el vicepresidente Badra Gunba asumió la presidencia de forma interina y convocó a elecciones anticipadas, pautadas para el 15 de febrero de 2025.
En la primera vuelta, ningún candidato logró la mayoría absoluta de los votos, por lo que se programó una segunda vuelta para el 1 de marzo de 2025, siendo los principales contendientes el propio Gunba, quien obtuvo el 46% de los votos, y el ex ministro de economía Agdur Ardzinba, que cosechó un 36%.
Finalmente, en la segunda vuelta, Gunba se impuso a su adversario con un 55% de los votos. Con su triunfo, el presidente no sólo consolidó la continuidad del mandato heredado de Bhzania, sino también la profundización de la política de cooperación con Rusia, respaldando enérgicamente los acuerdos estratégicos celebrados hasta la fecha.

Aunque es cierto que ambos candidatos fueron impulsados por plataformas políticas diferentes y el proceso electoral aparentó ser competitivo, ninguno de los dos proponía tomar distancia del Kremlin, ni siquiera Ardzinba, quien había criticado el posible acuerdo económico con Rusia. Por lo tanto, a pesar del repudio de una gran parte de la población plasmado en las manifestaciones callejeras, se espera que Moscú continúe teniendo una influencia decisiva en los asuntos políticos, económicos y militares de la república, en detrimento de su autoproclamada autonomía.
De este modo, Abjasia podría seguir el camino de otras unidades separatistas como Osetia del Sur y Transnistria, cuyas dirigencias políticas han manifestado intenciones de incorporarse a Rusia. Los casos de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk (anexadas en el marco de la operación militar en Ucrania en 2022, que incluyó la invasión del Donbás) representan ejemplos concretos de la expansión del poderío político y militar ruso sobre porciones de territorio pertenecientes de jure a Estados vecinos con una orientación prorrusa. Siguiendo un patrón característico de declaración de independencia seguida de un referéndum de anexión, estas regiones han sido absorbidas por la Federación como “repúblicas autónomas”, un escenario que, teniendo en cuenta el contexto geopolítico, podría replicarse a futuro en el Cáucaso.