Frecuentemente en los medios internacionales, las malas noticias, las guerras, los conflictos y las catástrofes naturales suelen acaparan los titulares con mucha intensidad; las buenas noticias, por el contrario, rara vez logran la atención que merecen. En un mundo en estado permanente de alteración por noticias negativas como la guerra en Ucrania, el cambio climático, la guerra en Sudán o en Israel, es importante resaltar lo positivo de que Joe Biden y Xi Jinping, los dos líderes más poderosos del mundo se hayan encontrado en persona para tratar de generar ciertas áreas de consenso.
El día 15 de noviembre ambos líderes se reunieron en una encuentro apartado al margen de la cumbre de la APEC, Cooperación Económica Asia-Pacífico, con el fin de reencauzar la relación entre ambas naciones. Como vemos venido señalando, la relación entre Washington y Beijing ha atravesado crecientes puntos de tensión en los últimos años. Cabe recordar la guerra comercial, límites a las exportaciones de tierras raras a Estados Unidos, los límites a la importación china de semiconductores avanzados, el globo espía chino, entre otros. Sin embargo, en un momento en que Estados Unidos está siendo tensionado por varios conflictos internos y externos, Biden logró sentarse cuatro horas con Xi para generar políticas en común.
Ambos líderes acordaron una serie de elementos simbólicos, dentro de los cuales se destacan el restablecimiento de contactos de alto nivel entre ambas Fuerzas Armadas, y un acuerdo para limitar las emisiones del gas de efecto invernadero, metano. Desde que Nancy Pelosi visitó la isla de Taiwán en Agosto de 2022, China había cortado contactos en estas áreas con Estados Unidos. El hecho de que las dos principales fuerzas militares del mundo están en comunicación es de una importancia crucial para evitar accidentes, errores de interpretación y escaladas en base a malentendidos. En los últimos meses numerosos aviones y buques de ambos países se han encontrado en situaciones tensas en aguas internacionales. Cabe destacar que durante la Guerra Fría, las superpotencias del momento siempre mantuvieron contacto al más alto nivel para evitar errores de cálculo.
Estados Unidos está atendiendo dos guerras en dos teatros de operaciones distintos, poniendo en jaque su capacidad de ser el “arsenal de la democracia”. Tanto Ucrania como Israel están demandando gran cantidad de sistemas de armas y sobre todo municiones, que Washington trata de procurar a la mayor velocidad posible, muchas veces a costa de llevar sus propios stocks a mínimos históricos.
Esta realidad se hace más compleja con una crisis política interna, en donde un partido Republicano fratricida ha estado semanas peleando en la búsqueda de un presidente de la Cámara de Representantes, a la vez que crece la oposición frente al envío de más armas a Ucrania. En un momento en donde Biden necesita un Congreso comprometido con el interés nacional de Estados Unidos, se encuentra frente a un cuerpo fracturado y crecientemente aislacionista.
En este estado de situación, muchos analistas internacionales vienen pronosticando la posibilidad de que Estados Unidos tenga que atender un tercer frente. La posibilidad de que China invada Taiwán aprovechando un momento de gran presión para el sistema de Defensa de Estados Unidos. Antes de la cumbre ocurrida esta semana, el U.S.-China Economic and Security Review Commission del Congreso de los Estados Unidos, emitió un documento de más de 700 páginas advirtiendo sobre la posibilidad de que China lance una guerra total contra Taiwán. El estudio cita ejemplos como la instalación de un hospital de campaña en la provincia de Fujian frente al estrecho de Taiwán, pedidos oficiales de aumentar la producción de granos, la apertura de nuevos centros de reclutamiento y cambios en el sistema de reservas de tropas, entre otros.
Si bien una guerra de China hacia Taiwán es posible, es más probable si el establishment chino considera que no hay una opción de reunificación diplomática. Por ello, es crucial la próxima elección general en la isla el 13 de enero de 2024, en donde estará en discusión si el partido más autonomista actualmente en el poder, el Demócrata Progresista, logra mantenerse en el gobierno. Cualquier movimiento hacia una declaración de independencia sería respondida indefectiblemente con una acción militar de la República Popular.
Sin embargo, frente a los crecientes problemas que enfrenta Estados Unidos, es crucial que el tono de las declaraciones entre ambos países haya disminuido en gravedad y se encuentren áreas de cooperación. El presidente Xi afirmó: “El planeta tierra es lo suficientemente grande para que ambos países triunfen”. Si bien las palabras no son una garantía de que no haya conflictos a futuro, es importante rescatar cuando la diplomacia funciona y las dos principales potencias logran discutir cara a cara encontrando puntos de acuerdo. Frente a un contexto internacional crecientemente tensionado por acciones de poder fáctico y guerras, la posibilidad de generar consensos es importante.