La vuelta de la guerra a territorio europeo con la invasión rusa de Ucrania en 2022 ha llevado a todos los países del continente a un estado de alerta. Recientemente hemos visto proyectos importantes de mejora de las capacidades militares en países como Francia y Alemania. Noruega, que tiene frontera con Rusia en el Ártico, no es la excepción.
El viernes el primer ministro laborista Jonas Gahr Stoere comunicó el plan de inversiones al Parlamento. Además, afirmó que se financiará a través del Fondo Soberano Noruego por lo que no se requerirán recortes en otras áreas como gastos sociales. Este fondo, nutrido por los ingresos de la industria petrolera, es el más grande en su tipo con un valor de 1.6 billones (trillion en inglés) de dólares en 2023.
“La relación con Rusia será peligrosa durante mucho tiempo y, en muchos sentidos, determinante para la política de seguridad y defensa de Noruega” declaró el jefe de Estado. “A medida que nuestro entorno de seguridad se deteriora, debemos gastar más y prestar más atención a la defensa y la preparación” agregó.
Con este aumento del desembolso anual en defensa, Noruega debería alcanzar este año el objetivo del 2% del PBI puesto por la OTAN. En 2022 el porcentaje del PBI invertido en defensa llegó al 1,57%.
Las inversiones se centrarán en cuatro áreas identificadas como críticas para la seguridad ucraniana y donde Noruega puede aportar especialmente a la OTAN: explosivos de gran potencia (de los que Noruega ha sido por muchos años un productor clave), motores de cohetes, misiles y municiones de artillería. La industria de defensa noruega tiene un tamaño significante para un país de menos de 6 millones de habitantes, su empresa líder es Nammo y es exportadora en algunos nichos como los mencionados.
Otras de las áreas apuntadas en el Plan de Defensa a Largo Plazo son las capacidades de vigilancia y de consciencia situacional, especialmente en la región del Alto Norte donde limita con Rusia, que se mejorara con inversiones en buques de vigilancia y la expansión de sus capacidades satelitales y de drones.
La Armada sería la rama más beneficiada con compras previstas de 6 fragatas con helicópteros antisubmarinos y 5 submarinos 212CD de producción germano-noruega, además de otros buques.
También se buscará mejorar la defensa antiaérea con la creación del primer sistema de defesa aérea de largo alcance del país y la duplicación en el stock de NASAMS.
En cuanto a personal, las fuerzas de despliegue rápido aumentarán de 40.000 a 45.000 efectivos; se sumarán 4.600 conscriptos y 13.700 reservistas y se contratará 4.000 civiles especialistas en tecnología.
Si nos centramos en los números el plan muestra un aumento continuo de la inversión anual de defensa que iría de 8.750 millones de dólares en 2024 a 17.000 millones en 2036. Uno de los puntos centrales a corto plazo es el restock de los materiales enviados a Ucrania que alcanzan hoy alrededor de 3 mil millones desde el inicio de la guerra.
A la par que mejora sus capacidades defensivas el plan de inversiones esta destinado a seguir proveyendo ayuda a Ucrania. Actualmente Noruega contribuye con 160 millones a la iniciativa checa para comprar proyectiles de artillería para Ucrania a terceros países. El aporte a este fondo es importante ya que, según el ministro de defensa, el aumento de la producción de artillería permitirá envíos a Ucrania recién en dos años. Además de esto Noruega ya tiene aprobado un plan de 5 años con un valor de 7 mil millones de dólares para ayudas civiles y militares a Ucrania.
El compromiso noruego con la defensa ucraniana es amplio, lidera junto a Reino Unido la coalición de capacidades marítimas y anunció que le donará cazas F16 para los cuales ya esta entrenando pilotos ucranianos en Dinamarca.
El gobierno de minoría que lidera el laborismo en una alianza con el Partido de Centro negoció por meses junto a todos los representantes en el Parlamento para aprobar este paquete y asegurar su continuidad a pesar de futuros cambios en el gobierno.