La Federación Rusa aumentará su presupuesto militar un 29% en 2024. Según se desprende de un informe recientemente publicado por el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), un think tank especializado en gastos de Defensa, Moscú destinará 140 mil millones de dólares en sus fuerzas armadas el año próximo.
Los planes anunciados implican que Rusia destinará un 7,1% de su PBI al gasto militar, cuando en las últimas décadas solía promediar entre un 4% y 4,5%. A nivel internacional, tan sólo Arabia Saudita y la propia Ucrania destinarán más recursos como porcentaje de su producto bruto. En términos más gráficos, el gasto militar representará en 2024 el 35% de todo el gasto de la administración federal rusa.
El nuevo presupuesto significa una reasignación de recursos de otras áreas del Estado para hacer frente a los recursos demandados por la guerra en Ucrania. El financiamiento para viviendas disminuirá de 2,8% a 2,2% del PBI, el gasto en educación del 4,8% al 4,2% y el gasto en salud del 5,2% al 4,4% del PBI. El ajuste en bienestar en pos de la guerra, será pagado con menores prestaciones para los rusos de a pie. Sin embargo, los gastos propuestos fueron presentados por el gobierno ruso como un evento atípico propio del 2024, y se anunciaron planes para una reducción del gasto militar para 2025 y 2026. La señal siendo enviada por el Kremlin parece indicar la firme voluntad de terminar la guerra en Ucrania el año próximo.
El incremento en el gasto militar se inscribe en un contexto militar e internacional que parece estar comenzando a favorecer a Rusia. Como hemos reportado con anterioridad, la tan anunciada y planeada contraofensiva ucraniana del verano de 2023 terminó siendo un gran fracaso al solo conseguir avanzar unos 17 kilómetros en el frente, luego de cinco meses de combates.
Las imponentes defensas y campos minados establecidos por Rusia durante el invierno de 2022-2023 imposibilitaron un avance más importante. Lo más preocupante, es que las fuerzas armadas ucranianas han gastado ingentes cantidades de efectivos y sobre todo capacidades militares y municiones, las cuales están siendo difíciles de reponer en el nuevo contexto internacional.
El apoyo occidental para con Kiev ha estado reduciéndose notablemente. En Estados Unidos el partido republicano ha condicionado un aumento en las ayudas militares para Ucrania, a nuevos gastos y sistemas de control en la frontera estadounidense con México. La voluntad de los congresistas republicanos es cada vez más escéptica de la utilidad de ayudar a Ucrania haciendo frente a un importante gasto.
En la Unión Europea la unidad de apoyo a Kiev se ha visto fracturada, después de intensas negociaciones el presidente húngaro Viktor Orban accedió a levantar su veto y permitir a Ucrania ser candidato a miembro de la Unión Europea. Sin embargo, vetó el envío de 50 mil millones de euros extra de financiamiento para el país en guerra.
Con unas fuerzas armadas ucranianas incapaces de generar avances y severamente limitadas en sus reservas de equipamiento, Rusia cree que el próximo año puede ser decisivo para su ofensiva. El Kremlin parece entender que la coyuntura internacional le puede permitir generar una victoria en el campo de batalla de forma contundente que obligue a Ucrania a sentarse a la mesa de negociación en base a las condiciones rusas. En un año electoral en Estados Unidos, y con el conflicto en Medio Oriente todavía en desarrollo la atención occidental está dispersa, generando la posibilidad para una posible victoria rusa. Las fuerzas armadas ucranianas seguirán el combate, pero para poder mantener las líneas de batalla necesitan financiamiento y envíos de armamento que hoy no están materializándose.