Como bien se sabe, desde hace ya un tiempo, Rusia es uno de los grandes aliados de varios de los países del continente africano. Tanto por canales oficiales como a través del Grupo Wagner, se han posicionado como un garante de la paz y la seguridad para ciertos estados, así como también entrenan a las tropas locales y proveen de armamento, municiones, y logística. Desde el Kremlin han logrado aprovechar los crecientes sentimientos antioccidentales y anticolonialistas que vienen levando en la región para lograr alianzas y acuerdos de cooperación militar y estratégica, de los cuales, en mayor o menor medida, todos salen ganando, menos las potencias occidentales.
Los principales aliados de Rusia en África se encuentran en el Sahel o en África Central, e incluso son todos países sin salida al mar, menos Sudán, que limita con el Mar Rojo. Igualmente ha estado generando lazos con Libia, que tiene salida al Mar Mediterráneo, pero que es un territorio con alta presencia de barcos de la OTAN, y del cual no se puede salir sin pasar por el chequeo británico en Gibraltar. Es por eso qué, para poder proyectarse al Atlántico, Rusia necesita forjar alianzas con países costeros y para ello, empieza a exprimir el nuevo sentimiento anti portugués que se ha generado en sus antiguas colonias: Guinea – Bissau y Santo Tomé y Príncipe.
El presidente bisauguineano, Umaro Sissoco Embalo, visitó Moscú para las celebraciones del Día de la Victoria el 9 de mayo, que conmemora la victoria soviética sobre la Alemania nazi. Es esa visita oficial se reunió con el presidente Putin y con el Jefe de la República de Chechenia, Ramzan Kadyrov. Según reportes de la prensa rusa, el presidente Embalo acordó enviar tropas bisauguineanas para ejercicios de entrenamiento conjuntos en la Universidad Rusa de Fuerzas Especiales de Chechenia durante su visita. Es importante aclarar que el presidente sufrió un intento de golpe de estado en diciembre del año pasado, que además no es el primero que se intenta bajo su mandato. Es por eso también que ve su estabilidad política y seguridad amenazadas, y entonces un acuerdo con Rusia podría disminuir sus inquietudes.
En cuanto a las relaciones económicas con Guinea – Bissau, Putin ha declarado su deseo de aumentar el comercio y la inversión, específicamente en la exploración y extracción de recursos minerales, infraestructura, energía y agricultura. Los ministros de Energía y Recursos Naturales de ambos países se reunieron en febrero de este año para discutir la posibilidad de financiar proyectos rusos en territorio bisauguineano. Un mes mas tarde, Rusia perdonaría una deuda de 26 millones de dólares del país africano. Embalo ya había visitado Moscú en 2022, cuando este era el presidente de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), y empezaron a profundizar sus relaciones económicas.
Rusia ha utilizado operaciones de información y retórica diplomática para presentarse como una alternativa popular no colonial a Occidente. El último ejemplo es en Santo Tomé y Príncipe, donde un creciente sentimiento en contra de Portugal, su antiguo colonizador, ha incrementado. Santo Tomé y Príncipe dijo que exigiría reparaciones a Portugal el 2 de mayo pero el gobierno portugués rechazó esta iniciativa rápidamente, medida que generó malestar entre los santotomenses. Los rusos anunciaron el 5 de mayo que habían comenzado a implementar un acuerdo de cooperación militar con Santo Tomé y Príncipe que los países firmaron a finales de abril. El acuerdo incluía cooperación en ejercicios militares conjuntos, visitas de activos militares rusos, entrenamiento, reclutamiento, equipamiento, y logística, entre otros.
Estos movimientos desde el Kremlin tienen una fundamentación estratégica y geopolítica. Rusia está tratando de extender su influencia desde el Sahel y la República Centroafricana, sin salida al mar, hacia vías navegables claves para el transporte marítimo regional y transatlántico. Reportes dicen que el Kremlin ya estaba tratando de estrechar su relación con Togo para fortalecer su corredor logístico desde Libia, a través del Sahel y hasta el Atlántico. Además, las fuerzas rusas en la República Centroafricana dependen en gran medida del puerto camerunés de Douala para importar y exportar bienes y equipos. Una mayor presencia rusa en Guinea – Bissau o Santo Tomé y Príncipe podría proporcionar una infraestructura similar para las importaciones y exportaciones rusas.
Un mayor acceso a los puertos y una participación militar en la costa de África occidental también permitirían a Rusia ampliar sus asociaciones regionales cooperando con los Estados africanos en cuestiones como la pesca ilegal, la piratería y la exploración petrolera. Sumado a esto, las bases rusas en el Atlántico en África occidental son una alternativa potencial, aunque menos directa, a las bases en el Mediterráneo para amenazar el flanco de la OTAN. Rusia subrayó su intención de proyectar poder militar naval en el Atlántico a lo largo de 2023 aumentando las patrullas submarinas en el Atlántico y desplegando una fragata clase Almirante Gorshkov para llevar a cabo un ejercicio de ataque con misiles de crucero hipersónicos de simulación por computadora en enero. Los submarinos rusos de propulsión nuclear con base en el Atlántico evitarían el principal puesto de control de la OTAN hacia el Atlántico en el territorio británico de Gibraltar, dando a Rusia un acceso más fácil a Estados Unidos y a la retaguardia de la OTAN.
Por último, pero no menos importante, desde Moscú también podría intentar socavar el apoyo africano a Ucrania como objetivo secundario. Ucrania había discutido en 2023 utilizar a Portugal como conducto para facilitar relaciones más estrechas con los países africanos mientras buscaba aumentar su apoyo en el continente, ya que muchos países africanos se han mostrado ambivalentes o han apoyado la invasión rusa de Ucrania. El aumento de asociaciones con antiguas colonias portuguesas por parte de Rusia, especialmente Guinea – Bissau, limita el impacto del acercamiento de Ucrania.