Esta semana, Estados Unidos llevó a cabo negociaciones con ambos bandos de la guerra en Arabia Saudita. Luego de arduas conversaciones, el lunes con la delegación rusa y el martes con la ucraniana, alcanzó acuerdos separados con ambas partes para una tregua marítima y energética, es decir, un cese temporal de las hostilidades en el Mar Negro, y de los ataques a infraestructura energética.

Si bien por el momento se desconocen en profundidad los términos y condiciones estipuladas, se trata del primer compromiso formal de ambos bandos de la guerra desde el regreso de Trump a la Casa Blanca.

No obstante, ahora Washington deberá encargarse de tomar los recaudos necesarios para hacer cumplir los términos acordados con Kiev y Moscú, ante la lógica desconfianza entre ambas partes, que ya se han acusado mutuamente de intentar entorpecer los acuerdos alcanzados esta semana en Riad. En esta línea, Sergei Lavrov, Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, manifestó que «dada la triste experiencia de los acuerdos solo con Kiev, las garantías solo pueden ser resultado de una orden de Washington a Zelenskiy y su equipo para que hagan una cosa y no la otra».

Tras el anuncio de Estados Unidos sobre los acuerdos logrados, el Kremlin dijo que la tregua en el Mar Negro no entraría en vigor hasta que se levantaran las sanciones para aquellas entidades (bancos, productores y exportadores) implicadas en el comercio internacional de alimentos y fertilizantes. Esto último incluye el restablecimiento de los vínculos entre el banco ruso de exportación agrícola y el sistema de pagos internacionales SWIFT.

Por su parte, el presidente ucraniano acusó a Moscú de tratar de manipular los términos recién acordados, asegurando que el levantamiento de las sanciones al sector agrícola de Rusia no había sido parte del acuerdo. «Ya están intentando distorsionar los acuerdos y, de hecho, engañan tanto a nuestros intermediarios como al mundo entero» sostuvo Zelensky en un video publicado en sus redes sociales.

Del mismo modo, en las horas posteriores a los anuncios de la Casa Blanca, ambas partes se acusaron mutuamente de efectuar ataques con drones.

En paralelo al alto al fuego en el Mar Negro, Kiev y Moscú se comprometieron a frenar temporalmente los ataques a instalaciones energéticas, cuestión que venía siendo trabajada desde hace días por la delegación estadounidense en Riad. Putin había acordado trabajar sobre esto la semana pasada durante su segunda llamada telefónica con Trump desde el regreso de este último a la oficina oval.