Un nuevo contexto de seguridad para Europa
El año 2025 ha traído consigo retos significativos para la política europea. Desde el inicio de su nuevo mandato, el presidente Donald Trump ha presionado a sus aliados transatlánticos para reducir las pretensiones expansionistas de la OTAN sobre Ucrania y para que asuman los costos de su propia defensa.
Ante este panorama, el primer ministro laborista Keir Starmer ha anunciado la necesidad de incrementar progresivamente el presupuesto de defensa británico durante los próximos cinco años. Asimismo, ha instado a los principales líderes europeos a tomar medidas concretas para garantizar la seguridad del continente y, en particular, de Ucrania.
La defensa del Reino Unido
El pasado 25 de febrero, ante la Cámara de los Comunes, Starmer anunció su decisión de elevar la inversión en defensa nacional del 2,3% al 2,5% del PIB para 2027, con la meta de alcanzar el 3% en 2030.
En un principio, los fondos necesarios para sostener este aumento provendrán de recortes a la Ayuda Internacional Humanitaria del Reino Unido, que pasará del 0,5% al 0,3% del PIB en los próximos dos años. Aunque esta medida se justifica por la necesidad de reforzar la defensa frente a Rusia, sectores de la política británica han expresado preocupación por su sustentabilidad. Por otro lado, organizaciones vinculadas a la beneficencia han criticado la decisión de reducir la ayuda humanitaria para financiar el gasto militar, calificándola de medida “traidora” respecto de «la misión universal que debería desempeñar el Reino Unido.»
A pesar de algunas controversias, la iniciativa ha recibido un fuerte respaldo entre conservadores y demócratas liberales. En el plano internacional, el secretario de Defensa de EE.UU. ha calificado la medida como «un paso firme de parte de un aliado duradero».
Si bien el aumento en el gasto de defensa no alcanza la exigencia de Donald Trump de llegar al 5% del PIB, permite al Reino Unido mantenerse entre los cinco principales inversores de la OTAN.
La seguridad europea
Aunque el Reino Unido ya no forma parte de la Unión Europea, jamás dejo de considerar a la seguridad del continente como un elemento clave para su propia defensa nacional.
En este sentido, y en línea con las doctrinas de seguridad vigentes, el primer ministro británico se reunió el pasado 2 de marzo con los principales líderes europeos para reforzar su liderazgo regional. Sin embargo, sorprendió la ausencia de los países bálticos (Lituania, Estonia y Letonia), que, después de Polonia y Turquía, son los más comprometidos con el esfuerzo de guerra ucraniano.
En dicha reunión, Starmer anunció cuatro pilares sobre los cuales el Reino Unido planea «asegurar el futuro de la región»:
- Mantener los flujos de ayuda militar a Ucrania y aumentar la presión económica sobre Rusia.
- Garantizar que cualquier paz duradera solo será posible si se respeta la soberanía de Ucrania y su seguridad.
- En caso de un acuerdo de paz, reforzar las capacidades militares ucranianas para impedir futuras invasiones rusas.
- Constituir una coalición de países dispuestos a garantizar el cumplimiento de eventuales acuerdos de paz.
Para Starmer, los países «dispuestos» deben adoptar medidas concretas y urgentes a consideración de que Europa debe asumir el grueso del esfuerzo. Y en este sentido, el Reino Unido se ha comprometido a respaldar estas iniciativas con «botas en el terreno y aviones en el aire».

Principales desafíos por venir
Mas allá del entusiasmo inicial, los planes de Starmer se toparán con una serie de desafíos que podrían limitar la influencia del Reino Unido en Europa, entre los que se encuentran:
El Brexit
La salida británica de la Unión Europea en 2021 ha reducido su capacidad para influir en las decisiones de Bruselas y dificulta la coordinación de políticas de defensa comunes.
La oposición europea a la defensa propia
Aunque la Comisión Europea ha propuesto un fondo de USD 800.000 millones para rearmar a Europa, muchos lideres europeos prefieren seguir dependiendo de la protección militar de EE.UU. y se resisten a incrementar su gasto en defensa o a desplegar tropas en Ucrania.
Retardo estratégico
El primer ministro británico ha reconocido la necesidad de contar con el respaldo de EE.UU. hasta que los ejércitos europeos sean capaces de garantizar su propia seguridad. Sin embargo, este proceso podría llevar varios años y enfrentar numerosos obstáculos políticos.
Gastos ineficientes
Aunque el aumento del presupuesto militar es significativo, diversas fuentes especializadas en el Reino Unido advierten que los beneficios podrían tardar en materializarse. Es probable que buena parte de los fondos se destinen a cubrir “agujeros negros” presupuestarios en lugar de mejorar las capacidades militares en el corto plazo. Además, para que el plan de Starmer tenga éxito, será necesario fortalecer el complejo industrial de defensa británico.
La importancia de no recompensar al agresor
En este contexto, la posición del Reino Unido es clara, la seguridad de Europa no puede lograrse a costa de concesiones a Rusia. Starmer ha enfatizado que cualquier negociación de paz debe incluir garantías concretas para Ucrania y sanciones efectivas contra futuras agresiones.

En definitiva, el futuro de la seguridad europea dependerá de la voluntad de sus líderes para abandonar la dependencia estratégica de Washington. Bajo su nuevo gobierno laborista, el Reino Unido parece estar dispuesto a asumir un rol de liderazgo compartido (junto a Francia y Alemania) para recomponer décadas de retrasos estratégicos.