Durante el último fin de semana el primer ministro japonés Fumio Kishida visitó Filipinas para iniciar conversaciones sobre un importante acuerdo de defensa. En la declaración conjunta publicada por las delegaciones se esboza un tratado que habilita a las Fuerzas Armadas Filipinas a transitar por territorio japonés y viceversa. Este acuerdo tiene el fin de aumentar la cantidad de ejercicios militares conjuntos y mejorar la cooperación entre países asiáticos que se muestran como un contrapeso a la hegemonía china en la región.
La visita de dos días del líder nipón incluyó además la cesión de un radar de vigilancia costera, siendo Filipinas el primer beneficiario de un programa japonés de asistencia en materia de seguridad para ejércitos aliados en la región. Kishida dijo que barcos patrulleros, equipo de defensa y más radares serán provistos para mejorar las capacidades Filipinas en el mar.
Ambos países tienen disputas territoriales con China; Japón sobre las islas Senkaku, en el Mar del Este de China, y Filipinas en los atolones Scarborough y el archipiélago Spralty en el Mar del Sur de China, donde también se superponen reclamos de Vietnam, Malasia, Indonesia y Brunei.
Es en esta última zona, en las inmediaciones del atolón Second Thomas donde hace unas semanas un buque chino chocó dos barcos de la guardia costera filipina que buscaban llevar suministros a la base que el país tiene el islote. Este incidente hizo escalar las tensiones entre ambos países, llevando a que Filipinas anuncie que se retirará en 2024 del megaproyecto de infraestructura chino conocido como “Nueva Ruta de la Seda”.
Las amenazas de barcos de la marina china a buques que navegan cerca de las islas en disputa es algo bastante frecuente en la región. Sin embargo, estos incidentes, que solían limitarse a avisos de alerta y arriesgadas maniobras en las que las naves chinas se acercan peligrosamente a los otros barcos, han sido más violentos en los últimos dos años. En esta ocasión, además de un impacto directo, reportes indican que los chinos dispararon con cañones de agua a los navíos filipinos. En otras ocasiones apuntaron con láseres a los capitanes filipinos para molestar su visión.
China reclama la totalidad del Mar de la China Meridional como propio utilizando discutibles argumentos históricos. El área en disputa alcanza unos 450.000 km2 de mar donde hay apenas 2km2 de tierras emergidas. El objetivo de los reclamos es garantizar la explotación exclusiva de los caladeros de pesca y de potenciales recursos hidrocarburíferos.
En 2016 Filipinas llevó el conflicto a un arbitraje en la Corte Permanente de La Haya, la cuál falló en contra de china al considerar sus reclamos como infundados. El atolón en cuyas inmediaciones ocurrió el ataque chino se encuentra a 200km de la costa filipina y a más de 1000 de la costa china.
El conflicto en el Mar de China Meridional ha llevado a una carrera, con episodios de los más extraños, de cada país por dar muestras de soberanía en porciones de tierra apenas emergida. La “base” que los navíos filipinos atacados buscaban reabastecer es el “BRP Sierra Madre”, un buque de desembarco de tanques estadounidense de la segunda guerra mundial. Manila encalló el Sierra Madre sobre el arrecife sumergido en 1999 para ayudar a respaldar su reclamo legal sobre él. China por su parte ha construido islas artificiales para proyectar desde allí su soberanía
Ferdinand Marcos Jr. presidente de Filipinas, e hijo del dictador que gobernó el país entre 1965 y 1989, dijo que el pacto de defensa que negociará con Japón, llamado Acuerdo de Acceso Recíproco, será beneficioso “tanto para nuestro personal militar y de defensa como para mantener la paz y la estabilidad en nuestra región”. El presidente electo en junio de 2022 ha mostrado una política más confrontativa con China que su predecesor Rodrigo Duterte.
El sábado, Kishida se convirtió en el primer primer ministro japonés en dirigirse a una sesión conjunta del congreso filipino, subrayando cómo se han transformado los lazos de las naciones asiáticas desde la brutal ocupación japonesa de Filipinas en la Segunda Guerra Mundial.
El gobierno de Kishida reveló en diciembre planes para fortalecer su seguridad y defensa, incluida su capacidad de contraataque, en un cambio importante con respecto al principio de autodefensa adoptado por el país después de la última guerra mundial por el cuál no poseía capacidades militares orientadas al ataque.
Es clave resaltar que Filipinas y Estados Unidos tienen un acuerdo de defensa mutua desde 1951, que fue renovado en 2014, por el cual un ataque a territorio filipino exigiría la intervención de los Estados Unidos. La nación norteamericana tiene además 9 bases militares en territorio filipino, país que desde 1898 hasta 1946 estuvo bajo su soberanía. La presencia estadounidense en la región además incluye la Séptima Flota de la Armada que periódicamente navega por las aguas de esta gran zona en disputa en lo que llama “operaciones de libertad de navegación”.
La influencia estadounidense se completa con dos anillos de bases militares que ha logrado instalar alrededor de China. Además de aquellos en Filipinas hay militares americanos estacionados en Corea del Sur, Japón, Singapur, Guam y las Islas Marianas. No debemos olvidar entre los esfuerzos de Washington por proyectar su poder en la región al Quad, el foro de diálogo de seguridad donde coopera con Australia, India y Japón; y al AUKUS, la alianza estratégica militar entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos.
El viaje del primer ministro japonés por el sudeste asiático culminó el domingo en Malasia, donde se reunió con el primer ministro Anwar Ibrahim. En Kuala Lumpur Kishida avanzó en las negociaciones para implementar su nueva estrategia regional en la que apoyará económicamente a naciones más pobres para fortalecer sus capacidades marítimas y mejorar la seguridad de la región frente a una China que no tiene reticencias en mostrar su musculo militar. A través del plan de Asistencia Oficial de Seguridad (OSA) Japón planea desembolsar en Bangladesh, Fiji, Malasia y Filipinas 13 millones de dólares en 2024.