«El continente congelado nunca ha sido tan tentador, pero a medida que otras naciones intentan sumarse a la acción, se desata una carrera…». Con esta auspiciosa frase comienza un artículo publicado este jueves en The Telegraph, renombrado periódico inglés de orientación conservadora. Argumentando que la bonanza petrolera del continente blanco podría salvar a Gran Bretaña del declive en el que se encuentra, sostiene el autor, los recursos del último territorio virgen en el mundo dan lugar a una competencia geopolítica entre los países que tienen pretensiones sobre la Antártida. En esta línea, el autor de la publicación retrata como uno de los principales rivales a la Argentina, quien desde el año 1904 mantiene en el continente blanco una presencia ininterrumpida.
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Después de la Segunda Guerra Mundial, países como Estados Unidos y la Unión Soviética mostraron un creciente interés en el continente. Argentina, que se encontraba relativamente cerca de la Antártida, se mostró más firme en su reivindicación. En 1952, tropas argentinas dispararon tiros de advertencia contra un equipo de topografía británico.
Haciendo un breve recorrido histórico, señala la voluntad que tuvo la Argentina en el pasado para sostener su reclamo antártico, así como la ventaja geoestratégica que implica la escasa distancia que existe entre la Antártida y el territorio continental argentino. Asimismo, comenta que el Tratado Antártico firmado en 1959 limitó el uso del continente a fines exclusivamente pacíficos como la ciencia y la investigación. De este modo, al igual que el Ártico, la Antártida ha permanecido hasta el día de hoy sin verse afectada por actividades militares e industriales. Sin embargo, el autor sostiene que esta era de conservación de las regiones polares podría estar llegando a su fin, desatando una carrera geopolítica por recursos antárticos.
Es un recordatorio de que tanto el Ártico como la Antártida ya no están protegidos por lo que hasta hace poco se denominaba excepcionalismo. Esta es la idea de que ambas regiones se caracterizaban por altos niveles de paz y cooperación, en gran medida protegidas de dinámicas geopolíticas más amplias.
En este marco, el autor analiza la coyuntura actual y la llegada de Trump a la Casa Blanca con sus promesas de «perforar, perforar, perforar» para extraer recursos, junto con sus aspiraciones de adquirir Groenlandia (en el Ártico) para los Estados Unidos. De este modo, argumenta que se trata de un cambio de época en cuanto a la conservación de los polos, señalando la vastedad del territorio antártico y la eventual existencia de enormes depósitos de minerales. En esta línea, enumera las grandes posibilidades de explotación económica que podría haber en la Antártida y como el Reino Unido podría aprovecharlas, refiriéndose a los recursos existentes en el sector antártico argentino.
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En virtud de esto, el autor subraya que los reclamos de Argentina, Chile y Gran Bretaña se superponen, y que China, Rusia, Estados Unidos y demás potencias querrán su porción en el reparto. Asimismo, crítica que el actual gobierno en Londres está entregando lo que ellos llaman «territorios británicos de ultramar», en vez de «reconstruir nuestra disminuída Armada». Como señaló Radar Austral hace unas semanas, la Marina británica se encuentra en mínimos históricos. Adicionalmente, en 2024, el Reino Unido acordó con el gobierno de Mauricio la devolución del Archipiélago de Chagos, un enclave marítimo bajo ocupación inglesa. Tal decisión, fue duramente criticada por el conservadurismo británico, que conforme aumentan los indicios de una competencia geopolítica por la Antártida, instan a sus gobernantes a adoptar una política exterior más asertiva hacia el continente blanco.
«Consolidar nuestra reivindicación del territorio antártico nos permitiría reclamar la bonanza que podría rescatarnos de nuestra decadencia nacional. Es el último gran regalo de nuestros antepasados más aventureros, si tan solo pudiéramos abrirlo antes de que alguien más lo haga» concluye el artículo publicado en The Telegraph.
Además de la amenaza al sector antártico argentino, perteneciente a la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, el fortalecimiento del reclamo británico revaloriza la importancia geopolítica de las Islas Malvinas, utilizadas (ilegítimamente) por el Reino Unido como una puerta de entrada al continente blanco. De este modo, el contexto actual suscita la elaboración de una estrategia firme y consistente de parte del Estado Argentino, articulando los medios necesarios para garantizar la soberanía argentina en la Antártida en medio de un escenario cada vez más competitivo que cooperativo.