El pasado viernes, en un nuevo episodio de las hostilidades entre Evo Morales y el gobierno de Luis Arce, movimientos cocaleros asediaron numerosas unidades militares a lo largo del Trópico de Cochabamba pertenecientes a la Novena División de Ejército. Según señalaron los manifestantes, buscaban anticiparse a una eventual represión de las fuerzas policiales y militares a los bloqueos que estaban teniendo lugar en la zona.
Al cabo de unas horas luego de que miles de personas comenzaron a agolparse en las afueras de las bases, se reportó que tres cuarteles habían sido tomados a costa de los uniformados, que en ningún momento recibieron órdenes de defenderse.
En un video que circuló en las redes sociales, un soldado afirma que su base se encontraba en manos de los manifestantes y que él junto al resto del personal y sus familias, habían sido tomados como rehenes.
El Regimiento Cacique Maraza ha sido tomado, nos han cortado el agua, la luz, nos han tomado como rehenes.
Posteriormente, la Cancillería boliviana anunció que tres unidades militares han sido asaltadas por grupos irregulares, tomando como rehenes a más de doscientos efectivos militares.
Transcurridos ya tres días del inicio de los acontecimientos, la situación continúa. Este lunes, un funcionario comunicó a una agencia de noticias que los tres cuarteles seguían tomados.
Mientras que los dirigentes de los movimientos que protagonizaron las tomas aseguran que no hay rehenes, y que los uniformados pueden retirarse de las instalaciones si lo desean, el abogado Omar Durán, militar retirado, declaró que los efectivos están retenidos en el lugar sin poder salir.