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Transición Energética: China, Occidente y el potencial de Argentina en la Geopolítica de las baterías

Con China a la delantera, Argentina podría posicionarse como una alternativa occidental en el futuro de la transición energética.

Publicado el 5 de marzo de 2024 por Lisandro Matamala
Transición Energética: China, Occidente y el potencial de Argentina en la Geopolítica de las baterías

Occidente viene dando pasos importantes con respecto al proceso de transición energética. De acuerdo a los últimos anuncios, la Comisión Europea ha fijado para 2035 el fin de la venta de coches de combustión, mientras que, por otro lado, la administración Biden estableció por decreto el objetivo de que en 2030, la mitad de los automotores nuevos que se vendan sean eléctricos y de “emisión cero”, ya que “Estados Unidos debe liderar el mundo en automóviles y camiones limpios y eficientes”. 

De acuerdo a un artículo de Foreign Policy, esta es una gran noticia para China, ya que las empresas de este país controlan casi la mitad del suministro global de baterías para los vehículos eléctricos (VE). Por lo tanto, si bien se plantea que es un mérito el hecho de descarbonizar el sector de transporte, “un abrazo apresurado de los VE haría más que consolidar las posiciones de mercado de los gigantes de las baterías de Pekín. También podría exponer a Estados Unidos y a las naciones europeas a peligrosas amenazas cibernéticas, de manera similar a cómo la expansión no controlada del gigante tecnológico chino Huawei abrió el camino para que China accediera a redes de telecomunicaciones occidentales críticas”.

Cómo China se convirtió en un gigante en la fabricación de baterías

China ha sacado ventaja en la producción de baterías avanzadas que son fundamentales para la transición energética por una serie de factores. 

En primer lugar, la planificación del gobierno Chino ha sido fundamental. Desde 2011, el gobierno manifestó la importancia de los autos eléctricos como rubro estratégico, con el objetivo de tomar la delantera en una carrera que acababa de comenzar. Las medidas consistieron en promover transferencia tecnológica occidental a cambio de acceso al mercado chino, préstamos de bancos chinos a tasas bajas para las empresas productoras de batería, inyección de recursos a través de exenciones impositivas del gobierno, entre otras.

De esta manera, China fue ganando peso, ya que tiene un alto margen de maniobra por su activo más preciado para las empresas: su gigantesco mercado. Un ejemplo de estas medidas, son los subsidios que daba el gobierno a las marcas que produjeran autos eléctricos, poniendo un requisito importante: tenían que utilizar baterías chinas. De esta manera, BMW fue el primero de muchos utilizar baterías CATL.

En segundo lugar, nos encontramos con las materias primas, sin duda un elemento fundamental en la cadena de suministro. El gigante asiático tiene un suelo con muchos minerales y tierras raras que son fundamentales para la producción de baterías. Como podemos ver en el cuadro, China extrae una gran variedad de minerales, pero la extracción no la ubica como la más importante del mundo ni mucho menos, el sector clave relacionado con las materias primas es el refinamiento de los minerales, donde tiene una supremacía importante a nivel mundial.

En tercer lugar, se ubica el control de la cadena de suministro, tema que dificulta el camino para los competidores que quieren ingresar en este mercado. Ya mencionamos que China produce minerales, pero que la clave está en la importación de los mismos para su refinamiento, y sobre todo en lo que respecta a la producción de insumos para las baterías, China produce el 78% de los cátodos y el 91% de los ánodos. “Así, por mucho que Volkswagen implante una fábrica de baterías en Sagunto para abastecer a las factorías de Martorell y Almussafes, los componentes de esas baterías provendrán de China, al menos al principio”.

Finalmente, tenemos las empresas que con el apoyo del gobierno chino han logrado posicionarse entre las más importantes del mundo, como la mencionada CATL o BYM, las cuales consiguieron asociarse con empresas occidentales para producir las baterías de sus vehículos.

De acuerdo con Bloomberg, las baterías para automóviles deben fabricarse a medida para los diferentes modelos, para adaptarse a cada carrocería. “Eso significa que los ingenieros del fabricante de automóviles deben trabajar con los de la empresa de baterías, intercambiando ideas, estándares y procesos. Mientras trabajaba con BMW en Zinoro, CATL añadió algunas habilidades de ingeniería alemana, como la atención al detalle y el aumento de la confiabilidad de los productos que salen de la fábrica”. De esta manera, las empresas chinas han aumentado mucho su competitividad aprendiendo de las empresas occidentales.

Geopolítica de las baterías

Ante el evidente atraso de occidente en este aspecto de la transición energética, se han puesto en marcha acciones para tratar de recuperar poder de mercado. Se anunciaron enormes inversiones para recuperar terreno, pero el inconveniente continúa siendo un problema difícil de resolver, para poder hacer baterías, se necesitan minerales como el litio o las tierras raras, que hoy controla China.

En este sentido, serán importantes las inversiones en países como Australia o en el “Triángulo del Litio”, para poder asegurar los minerales necesarios. En el caso de Australia, este país ya le vende más del 90% de su litio a China, pero está intentando diversificar sus exportaciones. En el caso del Triángulo, es una zona con mucho potencial, pero al ser litio de salares las inversiones constan de tiempos más lentos, por lo que no impactarían al instante.

De acuerdo al artículo citado de Foreign Policy, la preponderancia china es peligrosa por las vinculaciones que tienen estas empresas con el gobierno Chino. De acuerdo con el medio citado, Zeng Yuqun, fundador y CEO de CATL, “pasó la última década sirviendo como delegado de ciencia y tecnología de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, la entidad de más alto rango que supervisa el Frente Unido de China, una compleja red de organizaciones e individuos que trabajan para profundizar el control del PCCh sobre la industria y la sociedad civil de China”. Además, según el medio norteamericano, el Frente Unido dirige programas de reclutamiento en el extranjero para facilitar transferencias ilegales de tecnología extranjero y robo de propiedad intelectual.

Luego agrega que “al igual que Huawei buscó dominar los sectores de 5G y smartphones, CATL y BYD ya están fijando su mirada en el control de industrias relacionadas con las baterías. Estas incluyen redes de carga de VE y sistemas de almacenamiento de energía de baterías (BESS, por sus siglas en inglés) para servicios públicos para almacenar energía”.

Esto representa un peligro para occidente porque estas baterías chinas deben estar conectadas a las redes eléctricas de los países anfitriones”. A pesar de estas lagunas de transparencia, existen proyectos BESS chinos en marcha tanto en Estados Unidos como en Europa, incluso se plantea como preocupante la instalación de baterías CATL en la base de Marines en Camp Lejeune, “que alberga una unidad de operaciones especiales encargada de evacuar a no combatientes de Taiwán en caso de que Pekín invada”. 

Los riesgos de ciberseguridad, de sufrir deficiencias malintencionadas que produzcan apagones generalizados, o de sufrir ataques a infraestructuras críticas en el actual escenario internacional, son problemas que subrayan aún más la amenaza. Por otro lado, “el peligro no es solo digital. Varias leyes chinas, en particular la ley de seguridad nacional de 2017 y la ley de contraespionaje recientemente revisada, obligan a todas las empresas chinas a alinear sus operaciones con los intereses estratégicos de Pekín. En tiempos de paz o de guerra, Pekín podría exigir que las empresas chinas ayuden en espionaje o sabotaje, forzándolas, por ejemplo, a compartir esquemas de infraestructura crítica obtenidos de sus asociaciones con servicios públicos de Estados Unidos o Europa.

De esta manera y ante este escenario, el autor Craig Singletonpropone una evaluación técnica inmediata para documentar posibles vulnerabilidades cibernéticas de las baterías, la detención de todos los proyectos BESS chinos planeados en bases militares y la desconección de los activos. 

Ahora bien, habiendo planteado el escenario, comentemos brevemente el rol que puede jugar la Argentina, un país rico en minerales necesarios para las baterías.

Desafíos y Oportunidades para la República Argentina

La Argentina se encuentra en lo que denominamos “Triángulo del Litio“, una zona geográfica que comparte con Chile y Bolivia, conocida por poseer aproximadamente el 65% de los recursos mundiales de litio. Por otro lado, en la Argentina también encontramos “tierras raras” (conjunto de 17 elementos químicos metálicos). 

La oportunidad de nuestro país, viendo el escenario actual, está en posicionarse como un actor seguro para que occidente pueda invertir en la extracción de litio y asegurarse su materia prima, y a cambio obtener beneficios. Dentro de los beneficios potenciales, se podrían hacer convenios que permitan proyectos de industrialización del litio en la Argentina. El desafío es lograr esto sin incurrir en grandes costos con el gigante asiático, país que ha penetrado en la argentina con muchas inversiones en minería y que además, ha ganado capacidad de influencia a través de los diversos préstamos y SWAPS que ha concedido a nuestro país ante la falta de reservas y una situación económica delicada.

Para poder ser más atractivos para la radicación de inversiones, Argentina necesita encaminarse a un proceso de estabilización de la macroeconomía, generar seguridad jurídica y establecer políticas fiscales que atraigan a las inversiones. Sin embargo, no siempre alcanza con eso, se necesita una política activa que negocie las inversiones, sobre todo si se busca el agregado de valor al mineral. En este caso, occidente parece más prometedor porque necesita ponerse al día, pero de no ser así, Argentina puede buscar inversiones Chinas en el sector.

Conclusión

El escenario internacional es dinámico, y hoy China se posiciona muy por delante de sus competidores occidentales en este rubro estratégico de cara al futuro. La transición energética avanza a pasos agigantados, beneficiando a China, a no ser que los países occidentales inviertan para recuperar terreno. Es en este marco en donde aparece una ventana de oportunidad para los países productores de minerales críticos, ya que ante la desesperación de occidente se pueden obtener mayores ventajas. Argentina es un lugar prometedor, con muchas reservas que aún pueden ser explotadas y como un país de tradición occidental.

Sin embargo, hay que ser realistas, el panorama actual es complejo y la elección presidencial probablemente definirá el enfoque que se le dará a este rubro. Por otro lado, no hay que olvidar que la Argentina está vinculada fuertemente con China, por lo que, el margen de maniobra dependerá tanto de la audacia de los dirigentes políticos como de la permisibilidad del sistema internacional y sobre todo de China.

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