Tras la guerra comercial desatada por Donald Trump al aumentar el gravamen de los productos de origen canadiense, mexicano y chino, el Primer Ministro de Ottawa, que dejará el cargo a finales de esta semana, repudió públicamente la decisión y sostuvo que se trata de algo «muy tonto». Horas después de conocerse la medida, Trudeau se dirigió a la prensa y anunció aranceles inmediatos del 25% a todas las importaciones de origen estadounidense por un valor aproximado de USD 30.000 millones.
Adicionalmente, señaló que de ser necesario, se aplicarán aranceles adicionales por un valor de USD 125.000 millones dentro de 21 días. «Los canadienses somos razonables y educados, pero no nos echaremos atrás en una pelea, no cuando nuestro país y el bienestar de todos los que lo habitan están en juego» sostuvo Trudeau. Por su parte, Trump contestó afirmando que los aranceles adicionales serían contrarrestados con aranceles recíprocos de igual magnitud por parte de Washington.
Estados Unidos es el destino de más del 70% de las exportaciones canadienses, por lo que la suba de aranceles tendrá efectos significativos en la economía del país norteamericano. Numerosos economistas advierten de la probabilidad de una recesión en Canadá si los aranceles se mantienen durante un tiempo prolongado. En tanto, Justin Trudeau señaló que la medida también presentará grandes perjuicios para los estadounidenses, afirmando que «es algo muy tonto de hacer.»
Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha apuntado en reiteradas ocasiones contra sus vecinos del norte por no tomar los recaudos suficientes para evitar que el fentanilo producido en Canadá ingrese a los Estados Unidos. Por su parte, Ottawa asegura que se trata de un pretexto para arremeter contra su economía. La Ministra de Asuntos Exteriores canadiense, Melanie Joly, señaló que su país hizo «todo lo que exigía la orden ejecutiva para asegurarnos de que nuestra frontera fuera segura. Esta es una excusa falsa por parte de la administración Trump contra nosotros».