En otro episodio de la guerra comercial iniciada por Donald Trump tras su regreso a la Casa Blanca, el mandatario advirtió este domingo que añadirá un gravamen del 25% a los aranceles ya existentes para la importación de acero y aluminio, y adelantó que planea imponer «aranceles recíprocos» a aquellos países que gravan las exportaciones estadounidenses. En cuanto a estos últimos, Trump anticipó que serán anunciados el martes o el miércoles, y que entrarán en vigor de manera casi inmediata. «Si nos cobran, les cobramos» afirmó el presidente.
Mientras tanto, el nuevo arancel a las importaciones de metales sería un nuevo golpe para las economías de sus vecinos del norte y del sur, ya que México y Canadá constituyen dos de las principales fuentes del acero que ingresa a Estados Unidos. El gobierno canadiense aseguró que la medida tendría gran impacto negativo en su economía, puesto que es el mayor proveedor de aluminio de EEUU, con el 79% de las importaciones totales en 2024. Adicionalmente, Brasil se ha posicionado en los últimos años como uno de los principales socios comerciales de Washington en materia de acero, junto a Canadá y México. En esta línea, medios locales afirman que el gobierno brasileño estaría evaluando un aumento de impuestos a las compañías tecnológicas estadounidenses, como Amazon, Meta y Google, si Trump sigue adelante con los aranceles al acero. «El Gobierno esperará una decisión oficial antes de hacer cualquier declaración» sostuvo el Ministro de Finanzas de Brasilia.
Durante su primera admninistración, el republicano impuso aranceles del 25% para las importaciones de acero y del 10% para las de aluminio, pero luego concedió exenciones a numerosos socios comerciales entre los que estaban Canadá, México y Brasil.
En 2019, luego de otro aumento de aranceles al acero dispuesto por Trump, las capacidades de uso de las plantas siderúrgicas estadounidenses sobrepasaron el 80%, pero este porcentaje luego comenzó a decaer debido a la preeminencia del acero chino en el mercado global, lo que hizo bajar los precios. En esta línea, China es el mayor productor y exportador de acero a nivel mundial, y no envía cantidades considerables de su producción a los Estados Unidos, por lo que la nueva medida arancelaria no tendría un gran impacto en su economía. Sin embargo, esta mañana un portavoz de Pekín le sugirió a Washington «dejar de utilizar como armas las cuestiones comerciales».
Muy diferente es la situación de la Unión Europea, cuyas exportaciones de acero constituyen un 15% del total de las importaciones estadounidenses, motivo por el cual los mercados no tardaron en reaccionar y las acciones de algunas empresas como la alemana Thyssenkrupp cayeron este lunes. En este marco, la Comisión Europea declaró que no ve justificación para tal medida, y que los socios europeos «reaccionarán» para defender los intereses de sus empresas y sus consumidores.