El miércoles 26 de julio, Níger sufrió un golpe de Estado que destituyó al entonces presidente Mohamed Bazoum, acabando con la democracia en en el país de África Occidental. La Constitución Nacional de Níger quedó suspendida, y la gestión, provisionalmente, en manos del Ejército, que nombró como líder al general de birgada Abdourahmane Tiani, ex comandante de la Guardia Presidencial nigerina.
La comunidad internacional se pronunció con profunda preocupación ante el atropello a la democracia que está sufriendo el país africano, y Rusia no fue la excepción. Desde el Kremlin afirmaron que la situación en Níger es alarmante y que su portavoz, Dmitry Peskov, realizó llamadas telefónicas a distintos actores militares dentro del país para que muestren moderación y retornen al orden legal.
En contraposición, Yevgeny Prigozhin, jefe del Grupo Wagner, el cual posee una serie de relevantes intereses en África, elogió el golpe militar al catalogarlo como “un paso hacia la independencia de Occidente”. En este contexto, si bien el grupo armado ruso no se ha atribuido la responsabilidad del golpe, Ucrania acusa a Rusia de ser el gran responsable.
Mykhailo Podolyak, asesor de Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania, aseguró a través de su cuenta de Twitter que “Ahora está absolutamente claro que Rusia está detrás del llamado ‘golpe militar’ en Níger. Es una táctica rusa estándar: desviar la atención, aprovechar el momento y expandir el conflicto“.
Asimismo, el asesor ucraniano resaltó que Rusia “tiene un escenario global para provocar inestabilidad y socavar el orden de seguridad global” y, también, que únicamente la eliminación del clan del presidente Putin puede garantizar, por un lado, el cumplimiento de las reglas y, por el otro, nada menos que la estabilidad en el mundo.
Prigozhin opinó que lo sucedido en Níger “no es más que la lucha del pueblo con sus colonizadores. Con colonizadores que intentan imponer sus reglas de vida y sus condiciones y mantenerlos en el estado en que se encontraba África hace cientos de años”. Adicionalmente, concluyó que “hoy en día, esto está ganando efectivamente su independencia. El resto sin duda dependerá de los ciudadanos de Níger y de cuán efectiva sea la gobernanza, pero lo principal es esto: se han librado de los colonizadores”.
Con respecto a las ganancias económicas y geopolíticas que Rusia puede obtener de la situación, Javier Blas, experto en energía y materias primas de Bloomberg, si Níger cae en la órbita rusa, el mundo dependería aún más de Moscú, y de sus clientes, para la energía atómica.
En su opinión, “Kazajstán y Uzbekistán, dos ex repúblicas soviéticas, se encuentran entre los principales productores de uranio del mundo y representan alrededor del 50% del suministro mundial extraído. Agregue Rusia y Níger a eso, y la participación salta a poco más del 60%“, dado que Rusia y Níger ocupan los puestos seis y siete en el ranking de mayores productores de uranio del mundo, respectivamente.