En los últimos días, Uruguay ha aumentado significativamente sus exportaciones de energía eléctrica hacia Argentina, totalizando unos 93 GWh entre el jueves y el lunes de la pasada semana.
Esto se debe a la crisis energética producto de la escasez de gas en Argentina, en un contexto de ola de frío inusual para esta época del año. Por este motivo, el Gobierno argentino ha mandado a las empresas de energía a restringir los suministros de gas natural comprimido (GNC) con carácter interrumpible de industrias y estaciones de servicio para priorizar a los usuarios residenciales.
Puede resultar llamativa la escasez de gas en un país con tal cantidad de recursos naturales. Como casi toda problemática política y social, esto tiene una explicación multicausal. Además de las temperaturas excepcionalmente bajas para esta época del año, podemos mencionar como factores a considerar a los atrasos en las obras públicas de ampliación de red de gasoductos (por ejemplo, el Gasoducto Néstor Kirchner), los problemas técnicos de dos plantas compresoras de Transportadora Gas del Norte (TGN) en Córdoba y San Luis y la falta de previsión en la planificación del suministro energético.
Una gran cantidad de empresas en distintas provincias argentinas como Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires, se han visto afectadas por el corte de gas dispuesto por el Gobierno. Los industriales han expresado su molestia, criticando la falta de previsibilidad de las autoridades, ya conocían la debilidad estructural del sistema en Argentina. Ante esto, la secretaría del Gobierno de Javier Milei, el cual reconoce la falta de eficiencia en el sistema energético argentino, indicó que estas medidas se implementan en el marco de “la vulnerabilidad del sistema gasífero derivado de su infraestructura insuficiente desde hace décadas por falta de inversión”.
Ante la solicitud de que se utilicen combustibles alternativos para sostener la demanda eléctrica, las empresas generadoras de energía están reemplazando el uso de gas por los combustibles líquidos, que son más caros, por lo tanto, habrá un impacto en los costos de electricidad, que, en principio, serán absorbidos por el Tesoro.
Uruguay, que se abastece casi por completo de fuentes renovables, se ha visto obligado a encender sus centrales térmicas para satisfacer la demanda de Argentina. Estas centrales estaban fuera de servicio gracias a los buenos niveles de producción de las represas hidroeléctricas del país, que permitían abastecer la demanda local y exportar excedentes de origen renovable. Los precios de estas transacciones se balancean entre 80 y 210 dólares por MWh, dependiendo del origen del bloque ofertado. Este mes, Uruguay ha exportado alrededor de 230 GWh a Argentina, consolidándose como su principal cliente en la región durante el presente año.
La actual crisis energética demuestra la necesidad de establecer infraestructuras eficientes y una planificación clara para evitar futuras situaciones similares. La colaboración entre Argentina y Uruguay, países hermanos desde su nacimiento, es fundamental para superar estos desafíos, pero la necesidad de soluciones a largo plazo es indiscutible.