No solo Argentina está modernizando su flota aérea con la adquisición de los F-16; Uruguay también está avanzando en este plano. A principios de julio, el Ministro de Defensa uruguayo, Armando Castaingdebat, anunció que se estaban finalizando los detalles para la compra de seis aviones de ataque A-29 Super Tucano a la compañía brasileña Embraer (Empresa Brasileira de Aeronáutica S.A.). El funcionario aseguró que las negociaciones estaban muy avanzadas y que esta adquisición se enmarca en un plan de renovación de las Fuerzas Armadas.
Esta modernización por parte de la FAU (Fuerza Aérea Uruguaya) responde a la necesidad de reemplazar los antiguos A-37B Dragonfly, que serán sustituidos por los nuevos A-29 Super Tucano, y además, con la posibilidad de adquirir un lote adicional de cinco unidades más en el futuro.
El Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea Uruguaya, General Luis H. De León, señalo que esta compra obedece a la modernización de su flota ya que desde 1981 no se han adquirido aviones de combate, por lo que solo cuentan con los A-37B Dragonfly de fabricación estadounidense, producidos entre 1963 y 1975 y que tuvieron un papel importante en la Guerra de Vietnam.
Estas aeronaves, cuentan con más de 30 años de vida útil, además de presentar una baja operatividad y una merma significativa en su flota ya que atraviesan sus últimas horas de vuelo, y los únicos reemplazos disponibles son los Pilatus PC-7, de origen suizo, que tienen grandes limitaciones en sus características.
La obtención de estas nuevas aeronaves por parte del Estado uruguayo -asevero De Leon- proporcionará un mejor blindaje respecto de la frontera uruguaya tanto en lo terrestre como en lo marítimo, un control del espacio aéreo, un reconocimiento avanzado y la detección de actividades ilegales. Según Embraer, Uruguay se une a la lista de países sudamericanos que operan estos aviones, incluyendo a Chile, Colombia, Ecuador, Brasil y, más recientemente, Paraguay.
Aunque aún no se ha confirmado oficialmente, se cree que la entrega se concretaría en 2025, incluyendo en la compra equipo de misión, servicios logísticos integrados y un simulador de vuelo. De concretarse de esta forma, la llegada de los Super Tucano a la Fuerza Aérea Uruguaya implicaría una inversión aproximada de 100 millones de dólares, la que podría financiarse en un plazo de 10 a 15 años.
Embraer – Empresa Brasileira de Aeronáutica S.A.
Fundada en 1969, Embraer fue impulsada por el gobierno brasileño en la década de 1940 en un primer momento para promover el desarrollo tecnológico del país, enfocándose en la producción de aeronaves comerciales. En la década de 1970, el Ministerio de Aeronáutica de Brasil apoyó el crecimiento de Embraer con la intención de fabricar aeronaves de entrenamiento militar. En 2011, se creó la división Embraer Defensa y Seguridad (EDS) con sede en São Paulo, con el objetivo de desempeñar un papel estratégico en el sistema de defensa brasileño. La división se enfoca no solo en el desarrollo, fabricación y modernización de aeronaves militares, sino también en sistemas de defensa terrestre, control de fronteras y tráfico aéreo, sistemas navales y marítimos, sistemas aeroespaciales y ciberseguridad, estableciendo alianzas estratégicas con empresas en áreas tecnológicas militares.
Características del A-29 Super Tucano
Introducido en 2003, el A-29 Super Tucano es un avión de ataque ligero que complementó a la Fuerza Aérea Brasileña en el proyecto SVA (Sistema de Vigilancia Amazónica). Su objetivo era interceptar vuelos ilegales, controlar el contrabando y el tráfico de drogas, siendo adecuado para la región amazónica ya que resiste altas temperaturas, humedad y precipitaciones. Asimismo, ofrece una alta maniobrabilidad, fácil manejo y buen rendimiento en vuelo, y es capaz de operar en pistas cortas, carreteras y caminos de tierra.
En su página web, Embraer proporciona información detallada de esta aeronave en cuanto a tecnología, capacidad y utilidad; un avión de combate a turbohélice, monoplaza, destinado al ataque a tierra, reconocimiento armado y apoyo aéreo cercano para interceptar y destruir aeronaves de bajo rendimiento. Presenta un concepto de mantenimiento simple que proporciona altos niveles de confiabilidad, disponibilidad y resistencia estructural con bajos costos de ciclo de vida.
Con una longitud y envergadura de 11 metros, un peso en vacío de 3,200 kg y hasta 5,400 kg con carga, es capaz de alcanzar una velocidad máxima de 590 km/h y posee una autonomía de hasta 5 horas. Está equipado con una ametralladora interna y puede transportar armas externas como lanzadores de cohetes de 7 x 70 mm, bombas GP MK-82/81, bombas guiadas por láser GBU-58 y GBU-59, lanzadores de bengalas SUU-25, y bombas GP-117, entre otras. También cuenta con un sensor que opera a 15,000 pies de altura con visión nocturna, generando fotos y videos, incluyendo cámaras térmicas, y un sistema de grabación.