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Venció la Resolución 2231 que prohibía las transferencias de misiles hacia y desde Irán

La Resolución 2231, emitida por el Consejo de Seguridad en el 2015, tenía como objetivo prohibir la entrada y salida de tecnología de misiles a Irán, con el fin de evitar su avance en el desarrollo de armas nucleares.

Publicado el 25 de octubre de 2023 por Tobías Yapur Alí
Venció la Resolución 2231 que prohibía las transferencias de misiles hacia y desde Irán

El pasado 18 de octubre, tras ocho años, venció la Resolución 2231 emitida por el Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas, destinada específicamente a prohibir las transferencias de misiles, drones y tecnologías vinculadas hacia y desde Irán, con el fin de frenar su programa nuclear.

La Resolución 2231 era una parte integral del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) que, en 2015 y durante la gestión de Barack Obama, implicó un histórico acuerdo entre Irán y Estados Unidos, Alemania, Rusia, Francia, Inglaterra y la Unión Europea (UE) mediante el cual se limitaba el desarrollo de energía nuclear por parte de Irán a fines estrictamente pacíficos. Ello, a cambio de que se levanten las sanciones impuestas por la UE y Estados Unidos.

El acuerdo, además de prohibir las transferencias de misiles, acordaba limitar el enriquecimiento de uranio, definir las plantas de procesamiento que podrían ser utilizadas y establecer controles por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

El PAIC cumplió su propósito de manera relativamente exitosa hasta que, en 2018, durante la administración de Donald Trump, el presidente norteamericano retiró a los Estados Unidos del acuerdo y volvió a imponer sanciones a Irán, las cuales persisten actualmente. Como respuesta a ello, Irán aceleró el desarrollo de su programa nuclear y se negó a recibir los controles por parte de la OIEA, causando la reimposición de sanciones por parte de la UE.

En este contexto, el vencimiento de la Resolución 2231 significa una mayor libertad para Irán de conseguir tecnología para continuar desarrollando su proyecto nuclear aparte de su extensa industria armamentística, así como también la posibilidad de exportar armamento con menos obstáculos, algo crucial para la economía iraní, la cual sufre de una gran falta de divisas extranjeras y una inflación que supera el 40% anual.

Inmediatamente, luego de que venciera la Resolución del Consejo de Seguridad, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, declaró que “los suministros hacia y desde Irán de productos que caen bajo el Régimen de Control de Tecnología de Misiles ya no requieren la aprobación previa del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas“.

Cabe recordarse que Rusia e Irán han estrechado fuertemente sus vínculos luego del aislamiento occidental ruso producto de su invasión a Ucrania en 2022. Durante el transcurso de la guerra, Irán se ha convertido en un aliado estratégico ruso proveyendo una de sus más efectivas armas en combate: sus drones suicidas.

No obstante, es menester señalar que, aunque Rusia está dispuesto a comerciar misiles y drones con Irán, los miembros de la UE y otras 46 Estados, incluido Israel y Ucrania, han adherido con la postura norteamericana de continuar imponiendo las restricciones de la Resolución 2231.

“En lo que respecta a Irán […], afirmamos nuestro compromiso de tomar todas las medidas necesarias para prevenir el suministro, venta o transferencia de elementos relacionados con misiles balísticos, materiales, equipos, bienes y tecnología, con el fin de proteger la paz y la estabilidad en la región“, reza una declaración emitida por el Departamento de Estado norteamericano. Esta decisión fue catalogada por el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores iraní, Nasser Kaanani, como “unilateral, ilegal y políticamente injustificable“.

Asimismo, la decisión es especialmente importante para Israel, que, desde el ataque de Hamas del pasado 7 de octubre, se ha inmiscuido en una guerra en la Franja de Gaza, destinando la vasta mayoría de sus esfuerzos militares al sur del país. Esto, consecuentemente, aumenta la vulnerabilidad israelí frente a un ataque en el norte por parte de la milicia islámica libanesa Hezbolá, situada en el sur del Líbano.

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