Este miércoles, la policía coreana detuvo a Yoon en su residencia, a casi dos semanas de que un tribunal de Seúl emitiera una primera orden de arresto en contra del presidente. En aquella ocasión, se produjo un tenso enfrentamiento entre los agentes policiales que trataban de efectuar la directiva de la justicia, y los guardias del palacio presidencial, encargados de la seguridad del presidente. Estos últimos se interpusieron entre la policía y Yoon, y al cabo de unas horas, se resolvió dar marcha atrás con el arresto.
Pero luego de aquel intento frustrado, la justicia redobló la apuesta y se dispuso a seguir adelante con la detención del presidente, quien fue suspendido del cargo por el Parlamento tras el escándalo de la fallida ley marcial a comienzos de diciembre. Por su parte, los agentes a cargo de la protección de Yoon montaron barricadas en las afueras de la residencia del mandatario, para evitar que las autoridades lograran pasar. Sin embargo, los investigadores se abrieron paso entre el frío, los muros, y los alambres de púa colocados por los guardias, llegando hasta el presidente y arrestándolo finalmente.

El equipo que detuvo a Yoon estuvo integrado por más de 1.000 agentes, que debieron utilizar escaleras para trepar los muros y los autobuses que bloqueaban la entrada, y cortar el alambre que había colocado el cuerpo de seguridad presidencial, para finalmente llegar a Yoon luego de algunas horas. Previo a su arresto, Yoon Suk-Yeol publicó un video en el que afirmaba que cooperaría con los investigadores, pero reiterando que la orden de detención no era válida, tal como sostuvieron sus abogados luego del primer intento de arresto, que tuvo lugar el 3 de enero.